Miedo y preocupación. Son las palabras que más repiten los vecinos de Catoira y el alcalde, Alberto García García, tras saber que hay jóvenes de esta localidad, como también de Rianxo y Vilagarcía de Arousa, entre otras procedencias, que ocasionalmente se citan para pasearse de forma temeraria a sesenta metros de altura sobre el río Ulla.

Los adolescentes se reúnen en el viaducto del Tren de Alta Velocidad (TAV), cuya millonaria y ambiciosa construcción -que se prolongó durante un lustro y finalizó hace apenas tres años - permitió trazar el Eje Atlántico uniendo las provincias de Pontevedra y A Coruña, exactamente entre los municipios de Catoira y Rianxo.

Al parecer los chicos -de ambos sexos- que se reúnen en este puente de 1.620 metros de longitud se fotografían y graban vídeos que después cuelgan en redes sociales como Instagram para presumir de su "proeza" y de las privilegiadas vistas que obtienen desde lo alto del puente.

El riesgo, en cualquier caso, resulta más que evidente, y no solo por el paso de trenes y la existencia a lo largo del viaducto de una estructura eléctrica muy importante, sino también por la importante altura existente, de tal forma que cualquier despiste podría acarrear una caída de consecuencias mortales.

Aunque los jóvenes protagonistas de esta arriesgada "travesura" no suelen pasearse tanto sobre la plataforma del puente, donde se sitúa el tablero que soporta las vías, como por los túneles o pasadizos situados debajo, dentro de la superestructura.

Así lo denuncian varios vecinos de la localidad vikinga, que lógicamente dicen estar "enormemente preocupados" por lo que está sucediendo y advierten de que "el día menos pensado ocurrirá una desgracia".

El alcalde socialista de la localidad, Alberto García, también teme que así sea, por eso muestra su preocupación tras tener conocimiento de estos hechos a través del testimonio de los propios ciudadanos, aunque reconoce que él personalmente no llegó a ver las imágenes, que en algunos casos desaparecen 24 horas después de ser subidas a las redes sociales.

En cualquier caso el regidor habla también de "una situación altamente preocupante", de ahí que, como los vecinos que denuncian estos hechos, reclame "más vigilancia y que se adopten las medidas de control que sean necesarias para impedir el acceso al viaducto por parte de personas no autorizadas".

"Yo sí he visto las imágenes porque me las ha enseñado mi hija y las colgaron unos amigos, y la verdad es que son para estar preocupados, ya que el riesgo es enorme", explica uno de los ciudadanos catoirenses que saben de estos hechos.

"Llegan a venir jóvenes desde Vilagarcía, porque se citan en el puente a través de las redes sociales; suele ocurrir durante el fin de semana, aunque no todos", puntualiza este vecino catoirense.

Otros explican que "ojalá nunca se les ocurra saltar al río desde el puente porque sería una temeridad", ya que los cincuenta o sesenta metros de altura a los que se enfrentarían se antojan un exceso y hacen que sea del todo desaconsejable un salto al vacío, y más aún teniendo en cuenta la escasa profundidad que tiene esa zona del Ulla incluso durante la pleamar.

Este viaducto de hierro y hormigón, que une las parroquias de Abalo (Catoira) e Isorna (Rianxo) y que costó unos 105 millones de euros, dispone de tres vanos principales sobre el cauce del Ulla con 225, 240 y 225 metros de luz, lo cual supuso un récord mundial para este tipo de estructuras.