Una vez superado el episodio tóxico provocado por el afloramiento de primavera, y cuando la campaña de industria se había lanzado hasta niveles más que aceptables, a pesar de que el mejillón aún está en proceso de engorde, el nivel de fitoplancton portador de biotoxinas marinas ha vuelto a incrementarse significativamente en las rías gallegas, provocando el cierre del 75 por ciento de los polígonos bateeiros.

Lo que popularmente se conoce como "marea roja" -aunque no lo es- afecta igualmente a diferentes zonas productoras de infaunales, es decir, los bancos marisqueros en los que se desarrollan las especies que viven enterradas en el sustrato, como la almeja, berberecho, navaja o longueirón.

La gran cantidad de agua dulce acumulada después de tantas semanas de lluvia, unida al aumento de la temperatura -también la del agua-, constituyen el caldo de cultivo idóneo para propiciar ese aumento de células tóxicas que ha llevado a la prohibición temporal de la extracción en no pocas zonas de Galicia.

Ni que decir tiene, en lo referido al cultivo del "oro negro" de batea, que este nuevo episodio ha paralizado la citada campaña de industria, es decir, la que llevan a cabo los cocederos y conserveras.

Al igual que ha frenado la de fresco, que es la protagonizada por las depuradoras y que últimamente estaba encontrando un importante espaldarazo gracias a la creciente demanda de producto realizada por los clientes franceses.

En cualquier caso es posible -y el sector confían en ello- que este episodio protagonizado por toxinas del género lipofílico como la diarreica (DSP) no se prolongue demasiado en el tiempo.

De hecho hay cierres de polígonos realizados de forma cautelar porque el nivel de células tóxicas está justo en los límites tolerables, de ahí que sea habitual la alternancia de aperturas y cierres en una misma zona.

Hasta que la situación mejore puede decirse que hay 38 polígonos cerrados y solo trece disponibles para la extracción, todos ellos repartidos entre las rías de Vigo (6) y Arousa (7).

En concreto, el informe emitido a las diez de la mañana de ayer por el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) tras los últimos análisis efectuados -a las nueve de la noche se mantenían los mismos resultados-, dejaba constancia de que el sector solo podía abastecer a los mercados desde los polígonos G, A, C, E1 y E2 de Pobra, del Vilagarcía A y del Cambados A2, en la ría arousana; así como desde los Cangas E y los Redondela A, B, C, D y E, en aguas viguesas. Esto es tanto como decir que estaban cerrados seis polígonos mejilloneros en Vigo y diecisiete en Arousa.

Tampoco se permite la extracción en las demás batea de cultivo de mejillón gallegas, repartidas en dos polígonos de Ares-Betanzos, el de Baiona, los cuatro existentes en la ría de Muros-Noia y los ocho de la pontevedresa.

Por otra parte, cabe indicar también que están cerrados dos de los cuatro polígonos dedicados al cultivo de ostra, como son el Grove B y el Redondela A.

Todo esto en cuanto al cultivo en viveros flotantes. En lo concerniente a los moluscos infaunales, el Intecmar mantenía cerrados ayer un total de trece zonas, lo cual representa el 35% del total.

De forma más detallada procede explicar que se prohibía la extracción de infaunales en una zona de Arousa, donde hay otras seis disponibles aún; en tres de las delimitadas en la ría de Vigo, con otras tantas operativas; y en una zona de Pontevedra, donde todavía quedan cuatro autorizadas.