Para explicar los riesgos que entraña lo que se conoce como corrimiento de la flor, en la Denominación de Origen Rías Baixas y la Estación de Viticultura y Enología de Ribadumia hacen constar que este fenómeno puede producirse por causas ecológicas, nutricionales o fisiológicas.

Respecto al primer supuesto los técnicos detallan que "el corrimiento de flor se puede producir por efecto de las temperaturas, sobre todo cuando son muy bajas -inferiores a los 10 o 12 grados de media- o incluso si se producen en períodos prolongados antes de la floración".

Asimismo, "la acción del agua de las precipitaciones en la floración puede provocar una mala germinación del polen". Sobre todo en ausencia de viento, "ya que éste favorece el secado de las flores y el desprendimiento de los órganos florales una vez producida la fecundación".

Hay que entender, a hilo de esto, que "si los órganos florales no se desprenden del racimo pueden desarrollarse enfermedades de la vid como la botritis, tanto en el momento crucial, como incluso en el futuro, ya que se trata de un hongo que sobrevive en el racimo de forma saprófita, es decir, se alimenta de las materias en descomposición".

En cuanto a los factores nutricionales que pueden propiciar el corrimiento de la flor, los especialistas concretan que "un exceso de nitrógeno" aumenta el riesgo, así como "la carencia de elementos esenciales como el fósforo, el hierro, que es menos frecuente en el territorio de la D.O. Rías Baixas, y el boro".

Por último, las causas fisiológicas se refieren a la variedad de plantas y sus clones, pues hay unos más sensibles que otros al corrimiento. Eso sin olvidar que "el exceso de vigor de la planta también puede acarrear una mala tasa de cuajado".