El año pasado la Semana Santa fue excepcional para el sector turístico de O Salnés, y muchos negocios ya no se bajaron hasta julio de aquella ola de reservas en la que se habían subido. El resultado fue que más de un hotel y restaurante se encontraron con el agua al cuello porque no habían contratado todavía el personal de verano, y el que tenían no daba abasto para todo el trabajo que les entraba por la puerta.

Para evitar que esto vuelva a repetirse, algunos establecimientos ya han empezado con el proceso de selección de los trabajadores que reforzarán sus plantillas a partir de la segunda mitad de este mes o de julio. Otros ya mandaron en marzo sus ofertas de empleo a la escuela comarcal de hostelería, antes también que otros años.

Pero la sensación que tienen los hosteleros es la de que, una vez más, les costará encontrar gente. El vicepresidente de Emgrobes, y presidente del antiguo Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) de O Grove, José Manuel González Benavides, admite que no resulta sencillo encontrar trabajadores para la temporada estival. "Si no fuese por los estudiantes que quieren trabajar en verano para ganar un dinero para el invierno, íbamos a tenerlo muy complicado", sostiene.

Según él, uno de los principales problemas es el del alojamiento. "Hace un tiempo puse una oferta para un puesto en la cocina, y me llamaron de todos lados, hasta de Sevilla. El problema es que en O Grove no es fácil para un trabajador encontrar una habitación o un piso baratos para pasar el verano. Y no les compensa venir".

Una prueba de lo codiciados que están los empleados formados en hostelería es la escuela de la Mancomunidade do Salnés. Cada curso, en primavera, empiezan a llegar al despacho de la directora del centro solicitudes de empresas de toda la comarca interesadas en contratar a alguno de los alumnos de la escuela. Este año recibieron unas 80 ofertas, lo que supone cuatro por cada uno de los 20 alumnos del presente curso.

Pero en opinión de la directora del Obradoiro de Hostelería de la Mancomunidade do Salnés, Purificación Ferro Varela, otro de los grandes problemas que tiene la hostelería para completar sus plantillas desde julio es la mala fama que acompaña al sector. "Lo que me cuentan los estudiantes es que lo que más les asusta son esas jornadas imposibles. Lo que no se puede es contratar a una persona por ocho horas y después hacerle trabajar doce sin compensarles esas horas a mayores".

Trabajo en turnos

Purificación Ferro considera que el camino a seguir es que los empresarios decidan que es mejor ganar algo menos de dinero, "pero tener a la gente contenta". "Hay que invertir en calidad, y el personal también tiene que contribuir a esa calidad. Un camarero tiene que tener una sonrisa en la boca, no lo puedes tener amargado, porque lo que conseguirás es que te tire los cafés". Según ella, hay empresas que ya han apostado por esa línea, y contratan a más gente para poder hacer dos turnos y no sufrir esas jornadas maratonianas".

Los alumnos del Obradoiro de la Mancomunidade, en todo caso, son privilegiados. Cuando las empresas les mandan a la escuela sus ofertas tienen que especificarles por escrito las condiciones salariales y de horarios, y son los alumnos los que escogen. Dos de ellos ya están trabajando a día de hoy, mientras que hay otro grupo que ya lo está haciendo por las tardes o los fines de semana.

Pero para José Manuel Benavides, sin embargo, la explotación laboral ya no es hoy más que una leyenda negra. "Aún puede haber de todo, por supuesto, pero las cosas ya no son como hace unos años. En mi negocio abrimos a las 11.00 y no cerramos a mediodía, pero hacemos turnos, y al final nos salen en torno a nueve horas de trabajo. Claro que puede haber días excepcionales, como durante la Festa do Marisco, pero fuera de esos días el trabajo se va llevando". De hecho, prosigue, "el personal que tengo yo repite".

En lo que respecta a los salarios, el recogido en el convenio ronda los 880 euros al mes para los ayudantes de cocina o de camareros, o los 1.100 para los oficiales. Pero Benavides afirma que con las horas extra que se hacen en verano se gana mucho más. "No es igual en todas partes, pero podemos decir que un ayudante de cocina o de camarero puede ganar unos 1.300 euros al mes, y un cocinero puede llegar a los 1.800".

Una visión que, sin embargo, dista mucho de la información que manejan las organizaciones sindicales. Hace año y medio, el sindicato UGT afirmó que había recibido docenas de reclamaciones de trabajadores de las comarcas de Arousa y Pontevedra, según las cuales ni siquiera les estaban pagando el salario pactado en el convenio. Para Purificación Ferro, la clave es formarse. De ese modo, el trabajador tendrá la sartén por el mango.