La evolución positiva de las cifras de siniestralidad vial en la provincia de Pontevedra el pasado ejercicio, con una cifra de fallecidos histórica desde que hay registro, deja sin embargo algunas sombras entre los colectivos más vulnerables como son los peatones, los motoristas y los ciclistas.

Si hace unos días los datos analizados en la junta de seguridad vial de la provincia ya señalaban al elevado número de motoristas fallecidos durante 2017 (la mitad de todas las víctimas en carretera en Pontevedra), es importante también analizar la evolución negativa que se registró el pasado ejercicio en cuanto a las muertes por atropello. Aunque los datos son menos malos que en el caso de las motocicletas, el número de peatones fallecidos subió en la provincia el pasado ejercicio pasando de los seis de 2016 a los ocho de 2017, según los datos facilitados por la Jefatura Provincial de Tráfico.

Con todo, el análisis más detallado de estos datos permite detectar distintas tendencias si se comparan las víctimas de atropello en viales interurbanos con las que se registran en los tramos urbanos, bajo competencia de los ayuntamientos y sus respectivas policías locales. Así, mientras que en Pontevedra provincia el número de peatones muertos en viales interurbanos fue de tres, uno menos que en 2016; donde se dispararon las víctimas mortales fue en los ámbitos urbanos, pasando de un total de dos fallecidos en 2016 a cinco a lo largo de 2017, ninguno de ellos en la capital de la provincia, tal y como recogen los datos de la Policía Local de Pontevedra.

Sí descienden los heridos graves en los dos ámbitos, pasando de 18 a 12 en viales interurbanos y de 41 a 31 en las vías urbanas. En cualquier caso, los datos reflejan que los concellos han de seguir adoptando medidas para evitar los accidentes con peatones implicados como refleja el hecho de que de los 223 peatones arrollados en la provincia el pasado año, un total de 169 se produjeron en zonas urbanas, que son lógicamente las de mayor presencia de viandantes.

Si lo que se analiza es la siniestralidad entre los ciclistas, los datos señalan que la gravedad es mayor en los accidentes en viales interurbanos. En las zonas rurales se registró el único accidente mortal del pasado año entre los ciclistas, la misma cifra de víctimas que en 2016, por ninguna en los viales urbanos.

Y de los seis heridos graves entre los amantes de la bicicleta dos fueron en tramo urbano y cuatro en el resto. Con todo, es destacable que la gravedad de los siniestros descendió de forma notable en las vías interurbanas. Si en 2016 se registraban 16 heridos de gravedad en las carreteras bajo vigilancia de la Guardia Civil, en 2017 esta cifra bajó a un total de cuatro. Suben de forma importante, no obstante, los ciclistas heridos leves. En viales interurbanos pasan de registrar 26 lesionados a un total de 60, mientras que en las zonas urbanizadas el balance pasa de 22 a 28 heridos.

En el conjunto de los usuarios de la carretera, el número de accidentes con víctimas creció en los viales interurbanos (de 1.163 se pasó a 1.243) y bajó en los urbanos (de 563 a 517) pero sin embargo los fallecidos bajaron en los primeros (de 27 a 20) y crecieron en los segundos (pasando de 4 a 8) algo que se explica por el elevado número de heridos leves en viales interurbanos.