El pulpo gallego fresco desaparecerá del mercado hasta principios de julio. Hoy empieza a efectos oficiales la veda del cefalópodo en toda Galicia a las 16.00 horas -por lo que los pescadores aún podrán descargar el producto en lonja hoy o mañana- y no se levantará hasta las cinco de la mañana del 2 de julio. Se pone así el broche a una campaña que en la ría de Arousa ha estado marcada por un descenso muy acusado en capturas, y por los precios altos. Entre Cambados y O Grove, de hecho, solo pescaron este año el 40 por ciento vendido en la campaña anterior del cefalópodo.

En la lonja de O Grove se vendieron entre julio de 2017 y estos últimos días poco más de 18.000 kilos, con una facturación de 180.000 euros. El precio medio el pasado año fue de 9 euros el kilo, y durante los cinco primeros meses de este ejercicio llegó a los 11,60 euros, llegando a un máximo de 15,90 euros por kilogramo.

Las cifras en la pasada campaña fueron muy diferentes en O Grove. Entonces se pescó mucho más (casi 48.000 kilos), y se facturaron algo menos de 315.000 euros. A cambio, los precios fueron más discretos. El medio en 2016 fue de 6,25 euros el kilo, y en la primera mitad de 2017, de 7,35 euros. El precio máximo fue entonces de 10,80 euros el kilo. El patrón mayor de O Grove, Antonio Otero, afirma que "fue una campaña de capturas escasas. Son ciclos que hay en el mar. Ya se sabe que los años buenos de pulpo son malos para los crustáceos, y viceversa. Y éste ha sido un buen año de nécora y centollo".

En cuanto al precio, Antonio Otero lo tilda de "fenomenal". "Pero es que la calidad también ha sido estupenda. El precio lo pone el mercado, la oferta y la demanda". A este respecto, señala que el gran rival del pulpo gallego en los mercados es el marroquí, y que también en las aguas de este país está habiendo poco cefalópodo.

La tónica en Cambados en la campaña que termina hoy ha sido similar. Entre julio de 2017 y ahora se descargaron en la lonja de Tragove unos 15.000 kilos -los datos son de la web oficial de la Consellería do Mar, pero son provisionales, pues falta por incorporar las subastas de los últimos días-. La facturación ronda los 145.000 euros, con unos precios medios que oscilaron entre los 9,16 euros el kilo de la segunda mitad del año pasado y los 11,60 euros el kilo de la primera de este 2018. El precio máximo alcanzado estos meses por el pulpo fue de 16 euros el kilo.

La anterior campaña, sin embargo, la flota de Cambados pescó mucho más (36.600 kilos), generando un volumen de negocio de 220.000 euros. En consecuencia, los precios medios fueron más modestos, oscilando entre los 5,86 y los 6,72 euros el kilo. El máximo histórico de la campaña fue de 10,15 euros.

El patrón mayor cambadés, Ruperto Costa, declara que "los precios fueron desorbitados por la escasez de producto. Pero aún así eso no compensa, porque los barcos traen muy pocos kilos a tierra".

La veda

La Xunta de Galicia ha establecido finalmente una veda de mes y medio. Es la vía intermedia entre las pretensiones de la administración, que abogaba por cerrar un par de meses, para facilitar la recuperación de la especie, y el sector, que aceptaba una veda de dos meses, pero con la condición de que uno de ellos fuese subvencionado, para que de ese modo los armadores y sus tripulantes no sufriesen tanto el parón.

A este respecto, los dos patrones mayores arousanos consultados ayer por este periódico creen que los dos meses de paro, con uno de ellos pagado, hubiesen sido lo más pertinente. Ruperto Costa considera que "este año había motivos suficientes para establecer al menos un mes de paro biológico", y recuerda al respecto que las cifras de capturas están entre las más bajas de la última década, y que el invierno pasado ha sido meteorológicamente muy duro, lo que ha obligado a los armadores ha quedarse en tierra muchos días. "El sector está dispuesto a hacer un esfuerzo, pero la administración tiene que echarle una mano, porque de lo contrario resultará imposible mantener los barcos", considera Costa.

Antonio Otero, por su parte, aduce que él prefiere que los planes de explotación se elaboren año a año, en vez de con carácter plurianual -como se puso sobre la mesa hace un tiempo- "porque el mar es impredecible, y nunca sabes lo que pasará al año siguiente. Es mejor hacer el plan año a año".