El Punto de Atención Continuada, PAC, del ambulatorio de San Roque tuvo hace años servicio de vigilancia, pero los recortes lo hicieron desaparecer en su totalidad, dejando al personal de guardia totalmente desprotegido, especialmente por las noches, los fines de semana y festivos. La reclamación de la plantilla para la reposición del guarda jurado fue respondida desde la dirección sanitaria, aconsejando que, ante una situación de peligro, se llame a la policía.

Lo único que se ha conseguido en los dos últimos años, y gracias a la presión ejercida desde el Concello de Vilagarcía, es que el día de San Roque que coincide con la multitudinaria Festa da Auga, se contrate un guardia. El resto del año denuncian que están expuestos a situaciones violentas que tienen que resolver como pueden hasta la llegada de la patrulla policial.

El problema es que la Policía Nacional, encargada de la seguridad ciudadana, también ha sufrido importantes recortes de personal y a veces no hay suficientes efectivos para patrullar, y tienen que ser cubiertos por los miembros de la Policía Local.

El ambulatorio de San Roque linda con el cuartel de la Guardia Civil, pero éste también ha sufrido importantes recortes. Además su función de vigilancia está fuera del municipio vilagarciano.

El PAC es el más expuesto a las situaciones violentas, pero no es el único, ya que en las consultas del ambulatorio también hubo agresiones a médicos. Algunos de los casos llegaron al Juzgado. De hecho, el pasado año, dos vilagarcianos fueron condenados por amenazas a un médico y el fallo judicial les obligó a mantenerse alejados a más de cien metros del ambulatorio de San Roque.

El alto riesgo de agresión que sufren los trabajadores del centro médico de Vilagarcía ha sido reconocido por el interlocutor policial sanitario en Pontevedra, Enrique Espiño Nodar, en el transcurso de una jornada celebrada en el Colegio Médico en la que se abordó el protocolo de medidas de seguridad para frenar las agresiones al personal sanitario.