El atropello de caballos es un episodio que suele producirse en zonas donde estos animales andan sueltos, como pueden ser los montes e Xiabre, Castrove o A Curota, en la sierra de Barbanza.

Lo sucedido ayer en el Concello de O Grove es diferente, ya que era un animal perfectamente identificado que permanecía atado en una finca, de la que consiguió escapar para acabar invadiendo la calzada, con consecuencias irreversibles.

Recientemente se produjeron sucesos similares en localidades como Catoira, y más concretamente en la carretera que une la localidad vikinga con Carracedo, en el Concello de Caldas.

Hay que recordar, por ejemplo, que el pasado mes de enero una mujer de Valga resultó herida y un caballo mostrenco tuvo que ser sacrificado tras un atropello en ese vial, a la altura de la intersección con la pista de acceso a la Carballeira de San Cibrán.

Una de las diferencias sustanciales es que aquella yegua de unos cuatro o cinco años que cruzaba la calzada carecía de identificación.

Tras el atropello aquel animal quedó tendido sobre el asfalto, pero estaba gravemente herido, con las patas rotas, por lo que fue inevitable sacrificarlo.

Años antes un caballo irrumpía en la carretera que une András y O Sixto, a la altura del cruce de acceso al mirador del monte Lobeira, y provocaba un accidente de tráfico con daños.