Un deportista alertó del "paquete sospechoso" a la Guardia Civil cuando se entrenaba en O Carreirón este domingo a las once y media de la mañana. Se trataba de un objeto de gran tamaño y unos 80 o 90 kilos de peso, y de aspecto similar a algunos envoltorios empleados en el tráfico de cocaína.

Al final no era un fardo arrojado por la borda como en la serie "Fariña" pero el aspecto, al menos, llamaba la atención: raro en sí mismo, tanto por su forma cúbica, su corteza de caucho negro y su enorme peso y volumen.

Identificar lo que podía contener era el propósito inicial para determinar si había que completar diligencias. La primera idea para averiguar lo que había en el interior fue rasgar el envoltorio con una navaja que uno de los agentes emplea en sus quehaceres habituales, sin resultado porque el paquete apenas sufrió el más mínimo rasguño.

En vista de la dificultad se pidió auxilio para lo que entablaron contacto con el Ayuntamiento de A Illa que les proporcionó un tractor para trasladar el voluminoso paquete ya que a mano resultaba casi imposible manejarlo hasta el todoterreno de los agentes.

El vehículo agrícola lo recogió y lo transportó a las instalaciones municipales donde se continuó con el proceso con la ayuda de una sierra radial para descubrir cuanto antes qué escondía el interior de tan extraño bulto que el mar arrojó ayer domingo a la costa.

El operario municipal comprobó la dureza del material. La sierra eléctrica tampoco parecía suficiente para resolver el enigma.

De ahí que todos se cargaran de paciencia. Poco a poco fueron sacando capas de caucho, una detrás de otra, casi como el cuento de nunca acabar.

Sobre las dos y media de la tarde, cuando ya la patrulla tenía que turnarse se obtuvo la conclusión de que era un gigantesco tope para proteger los contenedores que transportan barcos mercantes.

Hace un mes aproximadamente uno de estos buques perdió su carga en Porto do Son. Y, casi sin duda alguna, estas piezas le deberían pertenecer.