La carabela portuguesa ha regresado a la comarca. Esta peligrosa medusa, que hace justamente cinco años causó importantes problemas y obligó a cerrar playas en O Grove cuando estaban siendo utilizadas por numerosos usuarios, gracias a las idóneas condiciones meteorológicas de entonces, se ha dejado ver con intensidad durante los últimos días tanto en esta localidad como en Bueu y Sanxenxo.

Las más afectadas vuelven a ser las playas de la costa atlántica, con especial incidencia en A Lanzada, Raeiros y Area da Cruz, de ahí que el Servicio Municipal de Emergencias de O Grove decidiera prohibir su uso e iniciara una campaña divulgativa para informar a la población sobre los riesgos que entrañan estos ejemplares, a los que el ser humano no debe tocar sin la debida protección bajo ningún concepto.

Es cierto que con las actuales condiciones meteorológicas no es fácil encontrar bañistas en el agua que puedan verse afectados por la presencia de la carabela portuguesa.

Surfistas

Pero también lo es que hay gran cantidad de aficionados al surf, kitesurf y otras disciplinas deportivas que incluso en esta época disfrutan de las playas y por tanto pueden verse afectados por su "picadura", de ahí que se recomiende y/o prohiba el uso de los arenales atlánticos mecos.

Desde Emergencias O Grove confirman que se han retirado ya numerosos ejemplares -como hace un lustro hiciera la agrupación de voluntarios de Protección Civil-, pero son conscientes de que pueden seguir apareciendo más, arrastrados por las corrientes que empujan estas medusas desde el sur hasta la costa gallega.

Es por ello que se pide a los ciudadanos que extremen la precaución y se colocan carteles informando de la situación -los mismos que se habían elaborado a raíz de la plaga de dicha especie registrada en abril de 2013-, ya que la carabela portuguesa puede provocar daños neurotóxicos, citotóxicos y cardiotóxicos en el ser humano.

Si se la toca puede causar un dolor muy intenso, e incluso puede llegar a provocar la muerte, sobre todo si se trata de niños o adultos débiles o con determinadas enfermedades.

Las mismas fuentes explican que si accidentalmente alguien toca uno de estos organismos es necesario salir del agua inmediatamente y lavarse la herida con agua de mar o vinagre. Bajo ningún concepto hay que frotar la herida y es necesario retirar con mucho cuidado todo el material azul que la medusa deje sobre la piel y sobre la ropa.

También muertas

Cabe tener muy presente que incluso varios días después de muerta esta medusa tiene toxinas activas, por lo que hay que mantenerse alejado de sus característicos tentáculos cuando quedan adheridos a la ropa o permanecen sobre la arena.

La fragata portuguesa o falsa medusa ( Physalia physalis) es propia de mar abierto y de las aguas más cálidas del planeta, de ahí su abundancia en las regiones tropicales y subtropicales de los océanos Pacífico e Índico.

Movidas por el viento

Lo que sucede es que cuando se registran vientos del sur tan fuertes como los registrados en las últimas semanas, puede ser empujada hacia aguas más frías, como es el caso.

Esto es posible debido a la vela gelatinosa de entre 15 y 30 centímetros que caracteriza también a la fragata portuguesa; una especie de aleta que le permite recorrer los océanos impulsada por los vientos y las mareas.

Peligrosos tentáculos

Los tentáculos que constituyen la verdadera amenaza de esta tóxica especie cuelgan de su cuerpo central. Los emplea para atrapar a sus presas, aprovechando el hecho de que puede extenderlos y llegan a medir hasta cincuenta metros, aunque normalmente rondan los diez.

Dado que están dotados de cápsulas urticantes -más de un millón en cada centímetro cuadrado-, pueden paralizar a un pez grande, además de causar importantes problemas físicos al ser humano.