El PP de O Grove homenajeó ayer a su expresidente local y exalcalde, Miguel Pérez. Un reconocimiento a su dilatada trayectoria que se acompañó del tributado a dos exediles, uno tan relevante en la historia política de la localidad como Francisco Fontán y otro con una carrera más corta, José Castro Blanco "Bandido".

Fue, en cierto modo, la fórmula elegida para intentar pasar página de una vez por todas y tratar de calmar las aguas entre la militancia, buscando la "unidad" a la que tantas veces apeló Beatriz Castro desde que hace poco más de un año se convirtió en sucesora de Pérez al frente del PP.

La puesta en escena incluía mesa y mantel, momentos emotivos y a unos noventa comensales, entre ellos dirigentes políticos del partido en otros municipios; el expresidente provincial, Rafael Louzán; el actual, Alfonso Rueda; y el delegado de la Xunta y número 2 del PP en Pontevedra, Cores Tourís.

La cita también servía, por qué no decirlo, para dar el pistoletazo de salida a la carrera hacia las elecciones de 2019, en la cual el PP necesita cerrar filas y curar viejas heridas, como de nuevo quedó patente en el discurso de Beatriz Castro, convencida de que "los logros de un partido son el resultado de los esfuerzos de todos los que luchan por él".

Habló con cariño de Fontán y "Bandido", que "por cuestiones de salud no pueden seguir en primera línea, pero llevan al PP en el corazón". Especialmente emotivas fueron las alusiones al primero de ellos, que precisamente ayer fue hospitalizado una vez más y no pudo acudir al acto.

También se refirió a Miguel Pérez como un alcalde con "dedicación total y absoluta" que "luchó siempre por este partido, al que lideró durante casi veinte años".

La presidenta local, que volvió a contar anécdotas sobre sus viajes por el mundo y su papel al frente de la hostelería meca, aludió en su discurso a la rosa de Jericó, una planta que conoció cuando vivió en México y se convirtió en el símbolo del homenaje de ayer porque se trata de una flor "que nunca muere". Ese era el mensaje que quería transmitir a los homenajeados, "pues aunque no estén en activo siempre estarán presentes en nuestro partido".

Eran cuatro plantas que llegaron justo a tiempo para este acto. Y eran cuatro porque junto a la correspondiente placa había una para cada homenajeado -nadie de la familia de Fontán recogió la suya- y otra "para nuestra sede, como recuerdo de todos los que siempre formaron y formarán parte del PP y como símbolo de lo que nuestro partido debe representar".

En ese instante volvió a insistir en la unidad, porque "no puede ir cada uno por su lado", apostó por "sumar entre todos para hacer más grande al partido" y reclamó que todos remen "en la misma dirección, trabajando juntos y aceptando las decisiones del equipo por encima de las individuales".

Esa es su lucha hasta las elecciones, por eso Beatriz Castro abogó por "levantarnos con más fuerza de la que caímos" y por "recuperar nuestros valores".