La Mancomunidade de O Salnés ya tiene en su poder el informe sobre el vertido que se registró en Cabanelas durante la Semana Santa y los indicios que se barajaron en un primer momento, que se trataba de un vertido industrial, se han confirmado. La empresa concesionaria de la red de alcantarillado mancomunado, Espina y Delfín, realizó una serie de análisis en los que se comprobó que se trataba de restos de escabeche, procedentes de una de las industrias conserveras que se encuentran en el polígono industrial.

Además, el vertido procedía del interior del pozo de bombeo que la Mancomunidade tiene en la zona de Cabanelas, por lo que todo hace indicar que las aguas que arrastraron el aceite hasta el pequeño afluente del río Umia no fueron depuradas por la propia empresa, cuando está obligada a ello por Ley.

La Mancomunidade ya advirtió a las empresas de que iba a aplicar mano dura con todas aquellas que no cumpliesen con la normativa de depurar sus aguas antes de echarlas a la red de alcantarillado, sobre todo porque acaban provocando un serio problema medioambiental y daños en los pozos de bombeo y en la Estación Depuradora de Augas Residuais (EDAR) de Cabanelas. Las lluvias y la escasa capacidad del pozo de bombeo de Cabanelas acabaron provocando que todos los restos de aceites utilizados en la conservera responsable del mismo acabasen en el riachuelo de Cabanelas, antes de llegar al río Umia. Además, ese vertido se registró en plena Semana Santa, cuando cientos de peregrinos, e incluso, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recorren la Ruta da Pedra e da Auga y la Variante Espiritual, que pasan por las inmediaciones del riachuelo.

Este segundo vertido nada tendría que ver con el ocurrido una semana antes en el mismo punto. En principio, todo hace indicar que el que tuvo lugar sobre el 20 de marzo se debió a los movimientos de tierras que se estaban registrando en la parcelaria de Oubiña, algo que se recoge en un informe elaborado por la Policía Local de Cambados. El agua de la lluvia habría arrastrado parte de la arena hasta provocar que acabase en el agua del río.

El pozo de bombeo de Cabanelas se ha convertido en un serio problema para la red de alcantarillado mancomunada. En él, por su escasa capacidad y por estar situado en una zona inundable, se registran gran parte de los vertidos provocados por la red mancomunada.

El ente que preside Gonzalo Durán realizó varias actuaciones para evitar esos problemas, como el sellado de filtraciones en las tuberías. Sin embargo, la actuación más importante debe ser acometida por Augas de Galicia y consiste en la sustitución del pozo de bombeo por otro con superior capacidad y la instalación de una tubería directa desde este pozo hasta la EDAR de Cabanelas situada a poco más de un kilómetro de distancia. La obra tendría un coste de 900.000 euros y la intención era acometerla en un breve espacio de tiempo tras los continuos vertidos de febrero de 2017. Sin embargo, un año después, nada se sabe de cuando se va a ejecutar la obra.