Las obras que se están ejecutando en la parcelaria de Oubiña, en Cambados, estarían detrás del vertido que se registró en la zona de Cabanelas antes de la Semana Santa y que tiñó uno de los afluentes del Umia de un color achocolatado. Así lo apunta en un informe la Policía Local de Cambados, que se acercó a la zona para comprobar cual era el origen de la mancha que se registró en torno al 20 de marzo pasado.

El episodio se habría registrado por el movimiento de tierras que están realizando en la construcción de las pistas de la parcelaria. La acumulación de áridos, junto con la gran cantidad de lluvia que cayó durante esos días, habría provocado las filtraciones que acabaron en el río de Cabanelas, enturbiando por completo el agua.

Si bien este vertido ha quedado esclarecido, queda todavía por identificar a los responsables del que se produjo, en un punto muy próximo, en plena Semana Santa y que, desde la Mancomunidade, se le atribuye un origen industrial, tanto por el olor pestilente que desprendía como por el color del mismo, a lo que se suma que provenía de un pozo de bombeo que ha provocado problemas similares en el pasado. Para tratar de identificar a los responsables del hecho, la Mancomunidade va a revisar toda la red de alcantarillado de la zona para tratar de dar con el responsable del mismo. Desde el ente consideran que no solo se está perjudicando el medio ambiente en una zona especialmente sensible, ya que se encuentra muy próxima a la Variante Espiritual y el riachuelo desemboca en el Umia, sino que también se pone en riesgo toda la red de alcantarillado y la Estación Depuradora de Augas Residuais (EDAR) que se encuentra en una zona muy próxima.

El ente comarcal continúa a la espera de que Augas de Galicia ejecute una serie de obras comprometidas para evitar que el pozo de bombeo vuelva a provocar este tipo de problemas. Esas obras consistirían en la construcción de una canalización directa hacia la EDAR de Cabanelas, además de acometer obras de ampliación del pozo de bombeo, cuya capacidad es muy limitada, y al encontrarse en una zona inundable, desborda por el aliviadero cada vez que se registran lluvias. La inversión que se preveía para esta actuación era de unos 900.000 euros. La Mancomunidade ya ejecutó una serie de obras tras los vertidos de febrero de 2017 en las que se utilizó un robot para tapar las zonas de tubería en las que se registraban filtraciones.