Continúa la práctica desaprensiva del vertido de animales muertos en los montes meañeses. El último en ser hallado, ha sido el cuerpo de un caballo cuyo cuerpo fue arrojado en los montes del lugar de Calcova, zona que cae hace la parroquia de Simes dentro del municipio de Meaño, muy cerca del linde con Armenteira (Meis).

Se trata de un equipo de color blanco que fue trasladado al lugar, presuntamente por un tractor, a raíz de las huellas de ruedas que se perciben en la zona y la dificultad de acceso a la misma. La persona que protagonizó el vertido del animal eligió un punto apartado de la carretera interior que une Armenteira con Meaño. Para ello dejaron este vial para adentrarse por un camino de monte unos 200 metros, y abandonar también luego el mismo cuando se iniciaba una ladera de bajada. Acto seguido dirigieron el vehículo hacia una zona de tojo alto donde arrojaron el animal muerto. El camino abierto por el tractor en medio del tojo conduce únicamente al lugar donde vertieron el esqueleto.

Dicho vertido, a raíz del estado de descomposición que presenta el animal se produjo hace varias semanas o incluso meses, por cuanto del cadáver, atacado ya por las alimañas y carroñeros, tan solo se mantienen las pezuñas, las crines y la piel de animal que deja entrever el esqueleto. Por esta razón en estos momentos ya no emanan olores de putrefacción de la zona, lo que dificulta su localización.

No es la primera ocasión que un animal de este tamaño u otras especies muertas, son arrojados desaprensivamente a los montes meañeses, lo que contribuye a crear un problema de salubridad. Una práctica que empieza a preocupar a los vecinos, máxime teniendo en cuenta que muchas traídas de agua vecinales proceden precisamente de estas laderas.

Otros vertidos

El pasado mes de julio se halló ya en esta misma zona del monte de Calcova, inmediato con Armenteira, una yegua muerta que fue arrojada en medio de un camino, un vertido que era denunciado entonces por el presidente de la Sociedad de Caza de Meaño, Rafael Otero. El animal, que presentaba su vientre hinchado por el avanzado estado de descomposición, fuera arrojado días antes. La rápida intervención del Seprona en colaboración con la policía local de Meaño, a raíz de la denuncia formulada, permitió en aquella misma jornada dar con el responsable de aquel vertido que resultó ser un vecino de Armenteira. El autor se exponía por ello a una sanción por vía administrativa tipificada como grave y cuyo importe se movía en la horquilla de entre 3.001 y 60.000 euros.

No fuera el único vertido por aquellos días, por cuanto también entonces se habían detectado otros, tales como un cerdo muerto, arrojado algo más abajo, concretamente en los montes de O Pino; dos ovejas, una también en O Pino y otra en la parte alta de Trubisquido, a pie mismo de un vial asfaltado y cerca ya del núcleo de viviendas. Los vecinos presumen que hay más animales muertos que están siendo arrojados al monte, pero no todos son detectados, en buena parte por la poca presencia de vecinos y la situación de abandono del monte.

Una práctica que, muchos entienden, prolifera más de un tiempo a esta parte. La cría de animales en las casas de rural, por causa de la crisis, para contribuir a la alimentación familiar, y que se escapan del control de la administración es una de las causas que se apunta para ello.