La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha iniciado una investigación para determinar si el vendaval que el pasado viernes destrozó una docena de tejados de galpones, naves y casas de Cambados y Meaño fue en realidad un tornado, u otro fenómeno meteorológico similar. Para ello, sus técnicos visitarán la zona, donde observarán los daños para buscar "huellas" del tornado, y entrevistarán a los vecinos y testigos para obtener más datos sobre el suceso.

El meteorólogo de la sección de Estudios de la Aemet, Francisco García, explica que ese trabajo de campo se combina con una investigación en profundidad de los datos que aportan las imágenes por satélite, los radares y las estaciones de meteorología que la agencia estatal tiene diseminadas por todo el territorio estatal.

García apunta que si bien la conclusión no se tomará hasta que hayan sido examinados los datos en la oficina y visitada la zona, la primera impresión que tienen en es que "lo sucedido el viernes entre Cambados y Meaño no fue un tornado". Señala al respecto que aunque en la terminología popular se suelen asociar este tipo de episodios de viento súbito y con gran poder destructor con los tornados, "al final de todos ellos, tornados son muy pocos o ninguno".

Pero incluso entre los servicios de emergencias es habitual denominar como tornados a todos estos incidentes. La central del 112 Galicia, de hecho, calificó desde el primer día como tornado lo sucedido a finales de la pasada semana entre las parroquias de Castrelo (Cambados), y Xil (Meaño).

Sí fue el de enero

Francisco García destaca que los remolinos propiamente dichos son tan raros en Galicia que hay muchos años en los que no se produce ninguno. "Trombas en el mar sí que puede haber unas pocas más". En cuanto a otro tipo de episodios con daños, "que parecen provocados por vórtices de rachas o por roladas de viento muy intensas, pueden producirse entre tres o cuatro al año en Galicia".

Eso sí, afirma que sí fue un tornado el registrado en Sanxenxo a mediados de enero pasado, y que habría penetrado en tierra a través de A Lanzada. Ese remolino se llevó por delante la cubierta de un colegio y de una veintena de inmuebles más, incluidas varias casas. Hasta deshacerse, hizo un camino de un par de kilómetros.

Pero aún en ese caso, el meteorólogo señala que fue un vendaval modesto, hasta el extremo de que lo clasificaron en el nivel más bajo de la escala Fujita, que es el F0. "El viento no llegó a los 120 kilómetros por hora". En los grandes tornados que suelen producirse en las llanuras de los Estados Unidos, el viento puede soplar por encima de los 300 kilómetros por hora.

¿Y si lo sucedido el viernes no fue un tornado, cómo se denominaría? García sostiene que aún tienen bastante trabajo por delante para ponerle un nombre, pero que el hecho de que a esa hora de la tarde se produjesen también incidentes en la costa de A Coruña y Sanxenxo les hace pensar más bien "en un rosario norte-sur de convección muy largo".

A modo de símil, hace un paralelismo con un rosario de rezar, en el que cada una de sus cuentas sería "un elemento tormentoso". "Los daños se han producido en la línea de ese rosario", agrega. En el caso de los tornados, sin embargo, su recorrido acostumbra a ser lineal, si bien a lo largo del mismo "el viento puede llegar a tener distintas intensidades".