La persistencia y el tesón del Concello y de la Cofradía de A Illa parece que han surtido efecto. Las dos entidades llevan años reclamando a la Consellería de Medio Ambiente un plan de protección que limite la presencia humana en el islote Areoso, debido a la erosión que está sufriendo y al peligro que corren los bancos marisqueros que le rodean por causa de la presión humana. Representantes de ambas entidades, entre ellos el alcalde, Carlos Iglesias, y el patrón mayor, Juan José Rial Millán, se reunieron ayer con la directora xeral de Patrimonio Natural, Ana María López Díaz, en la que se sentaron las bases para incrementar las medidas de protección del islote Areoso , al estar dispuesta la Consellería de Medio Ambiente a elaborar un plan de usos de este espacio natural que sirva para limitar la entrada de personas durante el verano.

Para la elaboración de este plan de usos es necesaria la redacción de un informe, que Cofradía y Concello solicitarán a una entidad externa dependiente de la Universidad de A Coruña, tal y como ocurrió, en su día, con la playa de As Catedrais de Ribadeo, donde los esfuerzos del Concello acabaron consiguiendo que se limitase el acceso de personas a la misma durante el verano, para no dañarla. Ese es el objetivo con el que trabaja A Illa desde hace mucho tiempo, ya que la afluencia de turistas no solo está acelerando la erosión del islote, partido en dos desde hace tiempo en marea alta, sino que perjudica la anidación de aves y supone una seria amenaza para los bancos marisqueros que lo rodean, fundamentales para la economía local.

Tomando como referencia este informe será cuando la Xunta comience a trabajar en un documento definitivo sobre la protección necesaria de este espacio natural, aunque antes, ya se aplicarán medidas provisionales que sirvan para el gran objetivo que persigue A Illa desde hace años, limitar la presencia humana lo máximo posible sobre la arena del islote.

La Cofradía también va a elaborar un informe técnico de las actividades económicas que realiza en la zona, indicando con claridad cuales son las zonas extractivas, a fin de que la protección se extienda a todas ellas, evitando la presencia de embarcaciones en esos puntos, sobre todo en verano, justo cuando desovan la mayor parte de las especies que se capturan en las concesiones que posee el pósito isleño.

Tanto Concello como Cofradía salieron ayer "muy satisfechos" del encuentro, sobre todo porque "vemos que nuestra insistencia ha tenido resultado y que la Consellería de medio Ambiente está dispuesta a implementar las medidas adecuadas que garanticen la protección de este espacio natural que sufre la presión del turismo todos los años", explicaba ayer el regidor isleño.

La esperanza de A Illa es que se endurezcan las medidas existentes hasta el momento ya que las que se implementaron hace menos de un lustro no siempre han resultado efectivas. Esas medidas consistieron en la instalación de un vallado perimetral de la duna central de Areoso. El motivo de su instalación se fundamentaba en la necesidad de acotar un espacio para la nidificación de varias especies, pero esas vallas no siempre han sido efectivas, sobre todo, porque una parte de los turistas que se acercan a Areoso no acostumbran a respetarlas.

Boyas protección

Otra de las grandes medidas que se adoptó fue la de establecer un perímetro de 150 metros en torno al islote para que las embarcaciones de recreo no pudiesen llegar hasta la playa a motor y varar en ella. La propia Cofradía de A Illa lleva varios años instalando una serie de boyas que marcan ese perímetro y donde las embarcaciones deben amarrar o retirar el motor con el fin de que no dañen con la hélices los bancos marisqueros.

Pese a que existen indicaciones en los muelles de la ría de Arousa para que se respeten las boyas, no siempre ha sido así, ya que la Cofradía ha cursado más de una sanción este verano por embarcaciones que incumplieron la normativa, e incluso, se enfrentaban a los vigilantes cuando eran advertidos de ello.

Además de la riqueza natural que posee esta pequeña lengua de arena situada en pleno centro de la ría, Areoso también esconde un importante legado arqueológico. En su superficie se han localizado cinco mámoas, aunque una de ellas ya ha desaparecido por los efectos de las mareas. Aunque se hicieron prospecciones arqueológicas a finales de los años 80 del pasado siglo, la actuación más importante en este sentido se realizó el pasado verano, a instancias de la Consellería de Cultura. Las excavaciones se centraron en la mámoa 4 y en sus inmediaciones, donde se localizaron de cerca de un millar de fragmentos de cerámica, 200 objetos líticos, metales, carbón, huesos de fauna y cerca de una centena de muestras de tierra y del contenido del cuncheiros.

El interior de la cámara se encontraba intacto, lo que permitió localizar un vaso entero boca arriba, tal y como fue depositado por los usuarios del monumento, en el que se apoyaban un par de hachas y una esfera de piedra. En el interior de la cámara también se localizaron evidencias de huesos, aunque su fragilidad obligó a retirarlos en un bloque de tierra para ser analizado en el laboratorio.

Uno de los hallazgos más importantes se localizó en el paleosuelo, en una zona próxima a la mámoa 4, donde se encontró un maxilar humano, perteneciente a uno de los primeros "castrexos" de Galicia.