Placas de "Caídos por la Patria" en las iglesias, elementos conmemorativos y yugos falangistas adornan todavía algunos lavaderos públicos y fuentes meañesas, manifestaciones franquistas que perviven aún en este municipio saliniense, al igual que en otros de la comarca. De hecho, en Meaño tres de las siete iglesias parroquiales mantienen en su fachada aquellas placas de mármol blanco de "Caídos por la Patria" o "Caídos por España". Son las de Dena, Simes y Padrenda. Entre las tres, figuran el nombre de un total de 21 víctimas fallecidas en el bando franquista durante aquel conflicto militar, todos ellos coronados, como era de rigor, por José Antonio Primo de Rivera, encumbrado como mártir de la causa golpista, y con la voz militar de "¡Presentes!" a modo de epílogo del monumento conmemorativo. Ningún otro elemento recuerda a los vencidos, olvidados en la guerra fratricida y en una historia escrita durante 50 años por el bando golpista.

En Dena, que es la localidad más grande del municipio, la placa, situada a la izquierda de la puerta de la parte vieja del templo, alberga bajo una cruz griega y sin encabezamiento alguno el nombre y apellidos de doce vecinos de la localidad, fallecidos todos ellos en combate por el llamado "bando nacional", y que aparecen bajo por el nombre de José Antonio Primo de Rivera, esculpido este en letras de mayor tamaño

En Santa María de Simes, otra placa similar preside la fachada. En su caso, bajo el epígrafe de "Caídos por España 1936-1939", se contabilizan los nombres de cinco varones de la localidad muertos en aquel conflicto militar. Vecinos de Simes recuerdan como, hasta bien entrados los años 70, la viuda de unos de aquellos caídos colocaba un cirio y flores en memoria de su difunto marido a los pies del monumento.

La tercera de las placas se conserva en la iglesia de San Martín de Padrenda. Esta pieza de está presidida por un epígrafe donde, literalmente, reza "Caídos por Dios y por la Patria". En ella aparecen esculpidos, debajo del omnipresente Primo de Rivera, los nombres de cuatro vecinos, que en su caso, figuran bajo la singular mención de "Hijos de la Parroquia". A sus pies, y en un lateral, el yugo falangista con sus cinco flechas

Otras iglesias meañesas no contaron con placa o bien le fue retirada en su día, tal y como ocurrió en la iglesia de San Xoan Bautista de Meaño, en que esa pieza de mármol rompió, casual o intencionadamente, cuando a mediados de los años 70 la parroquia, con una comisión vecinal al frente, llevó a cabo una remodelación del atrio para retirar el viejo camposanto que albergaba la tierra, más realizar la limpieza de piedra y madera de la vieja iglesia.

Cien años después de la Guerra Civil son muchos los que aún evitan polemizar sobre la pervivencia de estas placas, prueba en parte que, en que una tercera y camino de una cuarta generación sobre aquel conflicto militar, no parece socialmente superado.

Así, preguntada sobre la pervivencia de las estas placas, la alcaldesa Lourdes Ucha reconoce que "en ningún momento nos hemos parado a darnos cuenta de ellas, tal vez, como para nuestra generación siempre han estado ahí, nos vienen pasando hasta desapercibidas". "Por otra parte -agrega- nadie nos ha planteado nunca la demanda de retirarlas. Cierto que si hay una ley, debe cumplirse, pero tampoco sabemos bien a qué administración compete el asunto". "Además -añade-, al estar en este caso en un edificio que no es titularidad pública, sino de la Iglesia, se entiende que la decisión parece debería competer al arzobispado".

Desde la oposición Aspérez Montes (Meaño Independente) e Icía García (PSOE) limitan su opinión a la legislación vigente. El primero ampara la suya en que "existe una ley, y las administraciones, incluida la local, lo que deben hacer es cumplirla". La segunda precisa: "la norma es muy clara -afirma- y es el deber del concello de Meaño cumplir la Ley de Memoria Histórica, tal y como se están haciendo otros concellos".

La voz de la Iglesia

Cuando se les pregunta, los sacerdotes que regentan estas parroquias también evitan la polémica. "Nunca hubo problema alguno sobre el particular -reconoce Juan Ventura Martínez, párroco de Simes, y a la sazón también de San Vicente de O Grove-, ni en Simes ni en San Vicente, en cuya fachada existe también una cruz conmemorativa de este tipo, y no hubo conflicto alguno por la presencia de estas piezas, nadie demandó su retirada". "Además -advierte-, no es fácil porque algunas iglesias están catalogadas formalmente como monumentos históricos, y en ellas no se puede tocar una piedra sin el permiso de la Dirección Xeral de Patrimonio".

Preguntado sobre la cuestión Javier Aguado, responsable de comunicación del arzobispado de Santiago, explica la posición de la institución: "Tanto desde la Vicaría General -precisa- como desde la Asesoría Jurídica, se estudian todos los escritos remitidos al Arzobispado por los concellos sobre la retirada de placas de las iglesias, y se les da una respuesta a cada demanda".

Desde el arzobispado santiagués se es consciente de que las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, pueden, entre sus medidas en pro de la retirada de estos elementos franquistas, decretar la supresión de subvenciones o ayudas públicas a las instituciones o colectivos que se opongan, tal y como ha ocurrido en diversas comunidades española, como en su día la extremeña. Eso sí, el Arzobispado recuerda también que muchas iglesias están catalogadas como Patrimonio Artístico, lo cual limita cualquier actuación a realizar en ellas.

Cierto, la Ley de Memoria Histórica precisa que la supresión de estos elementos "no será de aplicación cuando (?) concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley", lo cual podría aplicarse, según los defensores de la pervivencia de estas placas, a iglesias y templos de culto. Por contra los detractores argumentan que son elementos añadidos, que no forman parte del monumento histórico catalogado como tal, y que además están adosados, por lo que su retirada, tal y como ocurrió en su día en la iglesia de San Xoan de Meaño, inventariada por Patrimonio como iglesia románica, no supondría daño alguno a los edificios.

Pero no sólo en iglesias. Algunos lavaderos y fuentes del municipio meañés albergan también elementos franquistas, y estos sí están propiedades públicas. El más llamativo, sin duda, en la fuente de "A Fontiña" en el barrio de A Igrexa en Cobas, un monolito granítico construido en 1959, donde reza literalmente la inscripción "bajo la égida del Caudillo Francisco Franco", fuente cobijada bajo la estructura de un lavadero cubierto con armazón de madera y teja del país (en la fotografía que ilustra este reportaje la inscripción aparece remarcada en tiza para ser legible ante la cámara). Sin salir de Cobas el lavadero de Aldea de Abaixo, a pie de carretera, construido en 1958, conserva también en un lateral de su frontal el "vitor" franquista, símbolo elegido como escudo para ensalzar el triunfo en la Guerra Civil en el desfile de la victoria de 1939 en Madrid, el cual bebe en el crismón del Bajo Imperio Romano y que algunas fuentes relacionan con alegorías astrológicas o de la alquímicas para proteger al dictador.

Amén de en Cobas, también la fuente de Trubisquido en Meaño conservaba un trabajado bajo relieve del yugo falangista, si bien en este caso ha sido erosionado recientemente por alguna mano anónima. Además en Dena, la fuente de Dadín mantiene otro relieve falangista, y en Xil la fuente de Ganón, una placa con las siglas O.S.M. (Obra Social del Movimiento) y el emblema de la falange junto a la fecha de construcción (1953).

Existen además en Meaño otros dos lavaderos públicos que conservan estos elementos. Uno es el de Ponte-Dena, construido en 1953, fecha que reza en una placa bajo el yugo falangista. El otro, el de As Abeleiras en Lores, construcción ésta del año 1950, y que cuenta también con el yugo falangista grabado en su caso en la propia piedra. Dos lavaderos que fueron construidos precisamente siendo alcalde de Meaño, José Lis, reconocido militante del Movimiento y la Falange, y destacado activista vinculado a episodios de represión durante la contienda militar.

Otros concellos

No sólo Meaño. En muchas localidades arousanas pervive aún la simbología franquista. En Pontecesures la Iniciativa Galega pola Memoria Histórica denunciaba hace unos meses la decisión del alcalde Juan Manuel Vidal de someter a consulta la obligación de retirar esta simbología. En Catoira el BNG demandaba la supresión de yugo falangista de la fuente de Tras da Veiga. Dos pruebas más, en otras de la comarca, que demuestran que diez años después las propias administraciones siguen incumpliendo la ley.