Del balance aún provisional de las ventas en las lonjas gallegas en lo que va de año puede deducirse que los puertos de las rías de Arousa y Vigo están plenamente consolidados. Desde luego no cabe duda alguna de que son parte esencial del potencial que atesoran las Rías Baixas, donde se vendieron entre el 1 de enero y el 30 de noviembre alrededor de 107 millones de kilos (54% del total gallego) por valor de 234 millones de euros (52%).
En concreto, las rulas viguesas despacharon 41 millones de kilos por importe de 115 millones de euros, mientras que las arousanas van por los 39 millones de kilos y los 78 millones de euros.
Si se comparan los resultados con los del mismo periodo del año pasado puede decirse que en Arousa se vendieron tres millones de kilos más y se consigue una facturación similar a la de entonces.
En la de Vigo el aumento es de unos cuatro millones de kilos, manteniéndose también la facturación.
Abundando en el balance de los once primeros meses puede destacarse, en el caso arousano, que Ribeira ronda ya los 40 millones de euros (33 millones de kilos de mercancía), consolidándose O Grove como la segunda lonja más importante, camino ya de los ocho millones de euros. Las siguen las rulas de Cambados, con casi siete millones; A Illa y Carril, que rondan en cada caso los seis millones de euros; y Vilanova y Rianxo, que se mueven entre los tres y los cuatro millones de euros.
Como no podía ser de otro modo, en la ría viguesa es la lonja de la ciudad olívica la que genera mejores resultados, con más de 102 millones de euros (39 millones de kilos de producto), quedándose Cangas en tres millones de euros y Baiona en dos millones; cantidad a la que se aproximan Arcade y Moaña.
Al analizar lo sucedido en las Rías Baixas no hay que olvidarse de Pontevedra. En este zona se vendieron tres millones de kilos más que el año pasado, manteniéndose los ingresos.
Fueron, en concreto, más de ocho millones de kilos de producto los comercializados por importe de trece millones de euros hasta el pasado 30 de noviembre, situándose la rula de Campelo en los cuatro millones y la de Bueu, en tres. La de Portonovo se aproxima a esa cifra, al igual que sucede con la de Marín.
