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La Xunta descarta los Puntos de Encuentro Familiar pedidos por Vilagarcía y Cambados

Argumenta que los municipios arousanos no cumplen los requisitos que establece la ley, y que tampoco hay presupuesto para 2018 -Se hará un estudio de necesidades

El instituto Castro Alobre soltó hace un año globos violetas contra la violencia de género. // Iñaki Abella

O Salnés no tendrá Punto de Encuentro Familiar, al menos por el momento. Los ayuntamientos de Vilagarcía y Cambados solicitaron la creación de este servicio en sus respectivas localidades -ofreciendo la posibilidad de que su área de influencia fuese comarcal- pero la Dirección Xeral de Familia de la Xunta de Galicia ha respondido que por el momento no es viable atender ninguna de las dos peticiones.

Los argumentos que ha esgrimido la Xunta son diferentes, siempre según la versión de los respectivos ayuntamientos. Así, en el caso de Vilagarcía, la directora xeral de Familia señaló que no hay partida presupuestaria para poner en marcha ese servicio en 2018, y que lo que harán será un estudio de necesidades para determinar si, en efecto, existe tanta demanda en O Salnés. A Cambados, por su parte, la Xunta le respondió que ninguna de las dos localidades cumple con los requisitos que establece la ley.

Los Puntos de Encuentro Familiares son espacios pensados, por ejemplo, para que los padres separados pueden intercambiarse la custodia de los hijos menores. Se trata de un servicio regulado por una normativa muy estricta, y de hecho en Galicia solo funcionan cinco. Pero harían falta más. O eso opinaron al menos tanto los concellos de Vilagarcía como de Cambados cuando iniciaron las gestiones para abrir uno en sus territorios.

Actualmente, las parejas separadas con hijos tienen que hacer el intercambio de la tutela o bien en lugares elegidos por ellos mismos -ya sea una vivienda, un establecimiento hostelero o la misma calle- o bien desplazarse a Pontevedra, donde sí existe un Punto de Encuentro Familiar. Esta última opción es la ideal en casos de maltrato de género, para evitar que durante los intercambios se produzcan momentos de tensión entre la pareja, para minimizar los riesgos de agresión, y para que la situación sea lo menos traumática posible para el menor.

No obstante, en muchos casos el tener que desplazarse a Pontevedra es un incordio, tanto para los niños, que ven hipotecada una tarde entera, como para sus algunos padres, que pueden carecer de medios de transporte propios para desplazarse, o para quienes el simple coste económico del viaje ya es una losa considerable.

Por esas razones, los concellos de Vilagarcía y Cambados iniciaron gestiones ante la Xunta para disponer de un servicio de esas características. Pero se han encontrado con la negativa del gobierno autonómico, que alude a razones administrativas y económicas, según los concellos arousanos consultados.

Pero ni Vilagarcía ni Cambados se rinden, y siguen buscando una alternativa que permita prestar el servicio a las familias que lo necesitan, aunque sea con otro nombre y sin tener que cumplir tantos requisitos. En Vilagarcía, las gestiones las asume personalmente la concejala de Igualdade, Tania García, quien apunta que un servicio de estas características "es una imperiosa necesidad". A modo de ejemplo para avalar la situación, alude a las 27 órdenes de alejamiento por maltrato machista que están vigentes actualmente solo en Vilagarcía.

En muchos de estos casos, las parejas tienen hijos menores y regímenes de custodia compartida.

En Cambados, la alcaldesa, Fátima Abal, sostiene que se va a analizar el servicio que se presta en Marín, que según ella es similar a un Punto de Encuentro Familiar, aunque se denomine de otra manera, y que luego se decidirá si es extrapolable a Cambados.

El plan de Abal pasa por habilitar el centro de intercambio en la biblioteca municipal. "Pensamos en esa ubicación porque allí hay otros niños, ludoteca, y mientras esperan pueden estar jugando, leyendo un libro. Pensamos que un punto de intercambio no tiene por qué ser un sitio frío y escondido. No se trata de tener a los niños encerrados entre cuatro paredes con un juguete, mirando para sus padres".

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