Escalones, bordillos, rampas con pendientes imposibles, aceras estrechas, ... Son muchas las barreras con las que se encuentran las personas con movilidad reducida en su vida cotidiana para poder desplazarse. Para comprobar esas dificultades, FARO ha acompañado a dos mujeres con problemas de movilidad en un recorrido por el corazón de Vilagarcía. Son Alicia Tacón y Marisa Rañó. Ambas dan un aprobado al centro de la ciudad, pues coinciden en que "ha mejorado mucho" en materia de accesibilidad. Y es que aunque en las calles más antiguas persisten las barreras -muchas veces insalvables sin ayuda de otra persona-, las zonas que se han humanizado y/o peatonalizado en los últimos años están completamente adaptadas. Pero insisten: "Aún queda mucho por hacer".

Las obras más recientes a cargo del actual gobierno municipal son las aceras de las inmediaciones del asilo o del entorno de A Peixería y la dársena de autobuses de O Cavadelo. Está programada la peatonalización completa de la Praza de Galicia y posteriormente la de la Independencia, dos actuaciones que solventarán problemas de accesibilidad. Y es que las aceras de Padre Feijóo entre Edelmiro Trillo y Arapiles son muy estrechas a ambos lados de la calle, lo que impide el paso de una silla de ruedas y un carrito de bebé a la vez, obligando a alguno de los viandantes a invadir la calzada. Además, el paso de peatones de ese tramo cuenta con dos rampas totalmente deficientes. Una acaba en bordillo, tiene una pendiente muy acusada con riesgo de vuelco de la silla y no hay espacio en la acera para girar; la otra tiene baches y también un desnivel pronunciado.

En Conde Vallellano y también en otras calles la situación es similar. Aunque hay desniveles a ambos lados del paso de cebra, acaban en bordillo.

En el centro la mayoría de aceras cuentan con rampas en los pasos de peatones -mejor o peor hechas-, pero fuera del casco urbano la situación se complica. Y en municipios más pequeños, las dificultades aún son mayores. Alicia Tacón, madre de dos hijas, vive en Catoira y confiesa que "sin coche no me podría mover de casa porque necesitaría ayuda todo el rato y eso no es vida".

Actualmente estudia Gestión Administrativa en el IES Cotarelo Valledor de Vilagarcía, donde el gobierno local mejorará la accesibilidad a raíz de su intervención en un pleno reciente a través de una moción de Esquerda Unida.

Edificios públicos

En relación a los edificios públicos, tanto Alicia como Marisa advierten de deficiencias. "En el Concello si quiero ir sola a la Concejalía de Muller no puedo", comenta la vecina vilagarciana, que también alude a las escaleras del Liceo Casino. Añade Alicia que ella acudía a una consulta médica en este edificio y tenían que subirla en brazos porque en el ascensor la silla no cabía. También necesita ayuda para acceder a la comisaría de Policía porque "la rampa es muy empinada", al igual que en el ambulatorio de San Roque por el mismo motivo. "Hay bancos en el centro de Vilagarcía con escalones en la entrada", apostilla Marisa Rañó.

A la hora de viajar en transporte público, los buses urbanos están adaptados pero la inmensa mayoría de los de media distancia no. "Hay que solicitar con antelación que vas a viajar", dice Marisa.