El buen tiempo reinante en Galicia, el hecho de que se trate de la edición número 54 -lo cual deja patente que está plenamente consolidada-, la oferta de un producto "de la máxima calidad" a precios "realmente asequibles" y el indudable tirón turístico del Ayuntamiento de O Grove hace n que la Festa do Marisco esté resultando un éxito incontestable.

De ello son testigos ciudadanos llegados de toda España y de diferentes partes del mundo, como se ha constatado desde que el jueves es encendieron los fogones y a las 19.30 horas se abrieron las cajas para empezar despachar raciones de comida a un ritmo de mil por hora; a lo que hay que sumar en el balance global de la fiesta la venta de todo tipo de bebidas y de las tapas elaboradas en la "Muestra de Pinchos".

Con O Grove de nuevo "lleno hasta la bandera" los que mejor pueden dar fe del tirón que ejerce el "comedor de Galicia" en que se convierten la plaza y la zona portuaria de O Corgo son los ciudadanos de Madrid, que tradicionalmente es la comunidad que más visitantes aporta.

Pero también es de destacar el papel que desempeña la provincia de Pontevedra, situada en segundo puesto del ranking de procedencias en estos primeros compases del evento, abierto hasta el día 15.

Tras los pontevedreses se sitúan los ciudadanos llegados desde Barcelona, precisamente la ciudad española donde este año se hizo la presentación nacional de la Festa do Marisco.

A pesar de la distancia y de la marejada política que se vive en Cataluña, los barceloneses demuestran su respaldo a este evento que además de marisco, peces y cefalópodos ofrece a los visitantes la posibilidad de asistir a infinidad de actividades socioculturales y deportivas, como también a conciertos que están demostrando un enorme poder de convocatoria.

Y en el cuarto puesto del ranking de procedencias se sitúan los que nunca fallan, los portugueses, que gracias a su debilidad por los encantos de O Grove -lo demuestran durante todo el año- colocan al país vecino por delante de las demás provincias gallegas y del conjunto de regiones españolas, ya que hasta O Grove llegan cada año -y éste no es una excepción- ciudadanos de todas ellas.

No cabe duda de que la fuerza que tiene esta cita gastronómica en Portugal avala su candidatura a ser declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional; un distintivo para el que acumula sobrados méritos y que ya podría haber lucido desde hace muchos años, de no haber sido por los errores administrativos o burocráticos cometidos en la tramitación.

Pero si con Portugal no es suficiente para demostrar la internacionalidad de la fiesta, baste añadir que el jueves por la tarde-noche adquirieron raciones de producto en el recinto ferial 118 franceses, 116 italianos y 105 ingleses, a los que a lo largo del evento se unirán, como es costumbre, suizos, alemanes e incluso estadounidenses y australianos, entre otros.

¿Cómo se sabe todo esto? Pues ahora con la venta de los tickets que permiten la retirada de las raciones en las cocinas -habilitadas en los soportales del edificio d la lonja de contratación de pescados y mariscos- se pide al visitante que indique el código postal de su lugar de residencia o el país de procedencia, lo cual permite elaborar una estadística que ofrece resultados realmente llamativos.

De todo ello da cuenta el alcalde de O Grove, el socialista José Antonio Cacabelos Rico, que lógicamente se muestra encantado" con el resultado provisional de esta cita con "los mejores productos de nuestra ría y de Galicia".

Es conocedor de que la fiesta "está siendo un éxito", pero también sabe, en cualquier caso, que "la cantidad de visitantes y de raciones vendidas va a estar todos los años en niveles similares; lo que debe preocuparnos es trabajar duro para mejorar una edición tras otra y que la gente que acuda a O Grove se marche satisfecha con la relación calidad-precio, pero también con la limpieza del recinto, la hospitalidad de los vecinos, la organización de actividades y todo cuando rodea a un acontecimiento de este estilo, en cuya organización invertimos, a pesar de que somos un concello humilde, alrededor de 600.000 euros".

Es así, con fuerte inversión en producto y actividades complementarias, cómo se atrae a tantos turistas. Tantos que los hoteles están a tope -con reservas hechas desde hace tiempo-, como avanzó FARO hace semanas.

Esta insuficiencia de plazas hoteleras hace que los visitantes se alojen en otros municipios, desde Pontevedra hasta Vilagarcía. Pero ni siquiera eso basta ante la incesante llegada de visitantes, "lo cual propicia que busquen pisos o habitaciones de alquiler", explica el alcalde meco.

"Llegan preguntando a la oficina de Turismo porque no encuentran alojamiento y pretenden quedarse uno o varios días para disfrutar tanto del marisco como de los conciertos", sentencia Cacabelos.