El equipo de Emergencias de O Grove retiró en la tarde de ayer un enorme calderón común varado entre las bateas a unos dos kilómetros de tierra, entre Porto Meloxo y la isla de Sálvora.

El cetáceo fue avistado por un marinero que rondaba el parque mejillonero grovense y que dio aviso a los responsables del GES para evitar el riesgo que podría suponer para la navegación.

Sobre las seis de la tarde, dos efectivos acudieron en una zódiac hasta el punto donde el alertante dijo haberlo visto pero ya se había desplazado con la marea y enredado con las cuerdas de la batea lo que dificultó la maniobra para retirar el enorme pez.

"Tardamos más de media hora en desenredarlo pero después pudimos remolcarlo hasta Porto Meloxo sin complicaciones aunque navegando a muy baja velocidad", explica uno de los participantes en el operativo de rescate.

El cetáceo quedó amarrado en la rampa varadero de Porto Meloxo a la espera de que hoy o mañana acudan los "forenses" del Cemma para determinar las causas de la muerte del animal, de unos seis metros de longitud y más de quinientos kilos de peso.

No es el primer cadáver de cafalópodo que se ha avistado en aguas de O Grove en las últimas semanas, si bien es el primero que se rescata tras el aviso de un marinero.

La numerosa presencia de delfines, arroaces y otros de la familia ha llamado la atención de los biólogos que suponen que se han aproximado a las Rías Baixas por el aumento de alimento derivado del arrastre al interior de fitoplancton. De hecho, algunas expediciones pelágicas han tenido la oportunidad de observar la presencia de una gigantesca ballena azul, de más de 25 metros de longitud en plena ría. Otra especie similar también fue captada en aguas de A Coruña.

La novedad precisamente radica en la presencia de delfines comunes, ballenas y también tiburones como la pinta roja u otros cetáceos infrecuentes en aguas frías del Atlántico, una zona en la que sí proliferan arroaces y marsopas, también espectaculares.