Con la llegada de septiembre es momento de intensificar la campaña de industria para el mejillón gallego. Cocederos y conserveras se disponen a multiplicar los pedidos para transformar el molusco, abastecer a sus clientes y acumular estocaje.

En estos momentos disponen de aproximadamente 2.800 bateas -el 85% del total de parques de cultivo fondeados en Galicia- para adquirir el molusco que precisan, ya que únicamente están cerrados medio millar de viveros.

Es cierto que en los últimos días se incrementaron los niveles de células tóxicas en rías como Pontevedra, Vigo y Muros-Noia, lo cual obligó a cerrar algunos polígonos bateeiros.

Pero también lo es que el 75% de los existentes en la comunidad autónoma siguen operativos, por lo que de momento no hay nada que parezca amenazar a la campaña de industria ni al esperado repunte de los pedidos de mejillón para el mercado de fresco italiano.

El grueso de las prohibiciones de extracción activas para los moluscos cultivados en viveros flotantes afecta, como siempre, a la ría de Pontevedra, con más de trescientos parques inoperativos a causa de las biotoxinas. También hay un par de polígonos cerrados en la ría de Vigo y otros tantos en la de Muros-Noia, pero en la primera aún quedan disponibles diez y en la segunda, otros dos.

Mucho mejor están las cosas en las rías de Arousa y Ares-Betanzos, con un par de docenas de polígonos bateeiros que acoge a 2.395 de las 3.300 bateas gallegas, y todas ellas son aptas para la extracción y comercialización, al menos de momento.