La Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia cumple diez años de existencia el 13 de septiembre. Se trata, por tanto, de la consolidación de "un logro colectivo", tal y como destaca el Consello Regulador encargado de velar por el desarrollo del reglamento mediante el que se regula la extracción, transformación y comercialización del "oro negro" de batea amparado por esta marca de calidad y diferenciación.
Presidido por Francisco Alcalde, dicho órgano recuerda que los trámites para conseguir este marchamo comenzaron en 1989, de la mano de bateeiros como Olimpio Castelo, y explica que la intención no era otra que "convertir un alimento históricamente ligado a Galicia, abundante y habitual en nuestra dieta en un producto con un valor distintivo, capaz de transmitir a los consumidores la certeza de encontrarse ante algo excepcional".
A estas alturas la DOP Mexillón de Galicia logró buena parte de los objetivos que se había marcado, y después de episodios que generaron enormes dificultades, sobre todo relacionadas con la histórica desorganización del sector, parece evidente que ahora las aguas están más calmadas, permitiendo que su representatividad y presencia en los mercados nacional e internacional sea cada vez mayor.
Reconocen en Mexillón de Galicia que el camino "no ha sido fácil", como tampoco lo será en el futuro, pero ahora que se celebra el décimo aniversario de esta marca el equipo de Francisco Alcalde hace un balance global "satisfactorio", pues "solo basta ver lo que éramos y lo que somos actualmente".
"Fue el 13 de septiembre de 2007 cuando el Diario Oficial de la Unión Europa publicó el reglamento a través del cual se reconocía e inscribía a Mexillón de Galicia como Denominación de Origen Protegida", la primera para un producto del mar.
Así lo recuerda ahora el Consello Regulador, que define aquello como "la recompensa" al trabajo iniciado a principios de los años noventa para "fomentar la calidad del mejillón gallego".
Fueron muchos los problemas -insiste dicho órgano-, sobre todo porque aquel reconocimiento coincidió en el tiempo "con la aplicación del arancel cero para las importaciones de mejillón de Chile, abriendo así las puertas al uso habitual y fraudulento de menciones en el etiquetado relativas al origen gallego del mejillón para aprovecharse de su fama ante los consumidores".
Ésta, la lucha contra el fraude en el etiquetado, fue precisamente el gran caballo de batalla del Consello Regulador en la última década, ya que usar mejillón chileno como si fuera gallego en las latas de conserva lo único que hacía era disminuir los pedidos del "oro negro" de batea y "engañar" al consumidor final.
Pero las denuncias y reclamaciones judiciales efectuadas dieron resultado, marcándose un punto de inflexión en 2015 con un par de sentencias en las que se deja claro que aludir al origen gallego del mejillón es ilegal si no aparece en esas latas de conserva el sello oficial de Mexillón de Galicia.
Eso en lo referido al sector industrial, pues los problemas o complicaciones en el mercado de fresco fueron otros.
El Consello Regulador recuerda, a este respecto, que los mercados centrales, como Mercabarna o Mercamadrid, "concentraban casi el cien por ciento de la distribución de alimentos frescos, entre ellos los productos del mar".
Poco a poco "fueron cediendo en favor de las cadenas de distribución, que actualmente superan el 60% de la cuota de mercado".
Paralelamente se impulsaron cambios en las prácticas comerciales, de tal modo que "actualmente cada categoría y producto está perfectamente definido a través de las fichas técnicas y con etiquetas que incluyen aspectos relacionados con la calidad, rendimiento, homogeneidad, elaboración o número de piezas".
Lo que sucedió fue que "la presentación fue evolucionando" y los envases fueron diferenciándose, por lo que "hoy en día es posible encontrar mejillón en bandeja con atmósfera modificada, en bolsas aptas para microondas, barquetas cerradas para autoservicio o unidades de venta individual de dos kilos o menores, entre otros productos".
Todo esto incidió directamente en el cultivo, ya que se hizo preciso obtener un producto "más homogéneo en su tamaño y con mayor rendimiento, para así adecuarse a las demandas del consumidor".
En definitiva, que en la última década Mexillón de Galicia tuvo que adaptarse. Y lo hizo, logrando "una evolución muy favorable en sus registros, superando con claridad los inicios de otros productos similares". Tanto es así que a estas alturas la DOP ampara a 2.091 bateas de mejillón, 48 empresas y una docena de firmas comercializadoras.
