Llega el final de agosto y un año más, la biotoxina que habitualmente invade el embalse del río Umia en el término municipal de Caldas de Reis durante el verano, vuelve a alcanzar su punto más álgido. La microcistina se encuentra estos días en su concentración más elevada de todo el período estival, aunque desde este ayuntamiento destacan que la concentración sigue "muy por debajo" de los límites que harían desaconsejable su consumo.

Este aumento de la concentración de microcistina es habitual en estas fechas, ya que el calor y la ausencia de lluvias hacen que el volumen de agua sea menor y que se encuentre más estancada, lo que favorece la proliferación de la biotoxina.

"Llevamos haciendo todo el verano tres controles semanales, que no es ningún mérito sino lo que tenemos que hacer. La situación está perfectamente controlada y no hay riesgo alguno para la salud", pone de manifiesto el alcalde, Juan Manuel Rey.

Color verdoso

El regidor destaca que el color verdoso de las aguas se genera en el embalse por la presencia de la biotoxina, pero éste se pierde río abajo, una vez empieza a haber torrente.

"El 40% del agua del embalse procede de manantial y eso ayuda, porque no tiene presencia de microcistina", asegura el regidor municipal de Caldas.

Esta toxina es producida por las cianobacterias existentes en el agua y en cantidades elevadas son tóxicas para los humanos y dan lugar a alteraciones gastrointestinales, alergias o irritaciones.