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Problemas en el sector mejillonero en temporada alta

Los bateeiros contratarán seguridad privada para frenar la escalada de robos de cuerdas de mejillón

Los robos y sabotajes en los parques de cultivo se constatan periódicamente, "pero este año la situación es mucho más preocupante" -La iniciativa parte de Amegrove y no se descarta que se extienda a otros lugares con el mismo problema

Bateas arousanas cargadas con cuerdas productivas -dentro del agua- y otras almacenadas sobre el emparrillado. // Iñaki Abella

Los bateeiros han iniciado gestiones para contratar seguridad privada con el propósito de vigilar de día y de noche los parques de cultivo flotantes para evitar los sabotajes y los robos como los que se han constatado en aguas de O Grove.

Es una práctica hasta cierto punto habitual. Se repite cada cierto tiempo desde hace años en las diferentes rías, donde pueden desaparecer cuerdas cargadas de producto o éstas pueden acabar tiradas en el fondo del mar después de que alguien las corte a hachazos o con sierras. Pero al parecer "este año la situación es mucho más preocupante, ya que nunca se produjeron tantos robos".

Quien así se explica es Francisco Padín, presidente de la sociedad cooperativa de mejilloneros Amegrove. Esta firma, con sede en Porto Meloxo (O Grove) es una de las más importantes del sector productor en Galicia y en muchos casos marca el ritmo al conjunto de los productores, de ahí que el paso que ahora da para contratar seguridad privada deba entenderse solo como la punta de lanza y un ejemplo a seguir por otras organizaciones y en otras rías.

Lo que sucede es que los ladrones, que presumiblemente también pueden ser bateeiros -actúan sobre todo por las noches- se llevan cuerdas enteras repletas de mejillón.

Pero no solo roban las que ya están produciendo suspendidas dentro del agua -arruinando así la campaña al concesionario del vivero-, sino que incluso se apropian de las cuerdas vacías que están almacenadas sobre la estructura de muchos parques de cultivo flotantes a la espera de ser utilizadas por sus propietarios.

La escalada de robos hizo que Amegrove tomara la decisión de contratar esa vigilancia privada, como hace años hicieron otros productores al poner vigilancia para custodiar sus parques de cultivo frente a la acción de los trueleiros, es decir, los pescadores que con ayuda de truel se dedican a capturar el camarón que se alimenta entre las cuerdas de mejillón.

En el caso concreto de Amegrove el problema no está en los trueleiros y los daños que puedan causar a la producción, según alegan algunos bateeiros, sino que la preocupación radica en los citados robos de cuerdas, los cuales "van a más en los últimos tiempos y causan enorme alarma en nuestro sector", apostilla Francisco Padín.

Señala además que Amegrove espera obtener también la colaboración de las otras dos entidades más representativas de cuantas tienen bateas en la zona de Meloxo, como son Acuimega y Egrome, ya que "los robos de cuerdas nos afectan a todos por igual".

En los polígonos bateeiros situados en aguas grovenses están fondeados alrededor de seiscientos parques de cultivo flotantes, de los cuales prácticamente la mitad pertenecen a los socios de la cooperativa Amegrove.

"Inicialmente queremos que la vigilancia funcione en las bateas de nuestra gente, pero pretendemos también que se sumen los demás productores de Meloxo, ya que de este modo podremos disponer de un mejor servicio de vigilancia para todos y nos saldrá más rentable", argumenta el presidente de la cooperativa Amegrove.

Consultados varios bateeiros de base confirman la "enorme preocupación" existente y destacan que "si además de los problemas que tenemos con las toxinas y los bajos precios del producto resulta que perdemos nuestro mejillón por los desprendimientos y además nos roban, está claro que este sector no tiene futuro".

Algunos de ellos consideran que "eso de poner vigilancia para evitar que nos quiten el mejillón es muy buena idea".

Señalan, igualmente, que "meter seguridad en la ría puede funcionar", y de hecho citan como ejemplo de ello la vigilancia que ya funciona en otras bateas arousanas para disuadir a los trueleiros.

En este último caso hay que decir que se organizan turnos de control, que pueden funcionar tanto de día como de noche, para evitar posibles daños en alrededor de ochocientas bateas distribuidas por toda la ría de Arousa.

De cualquier modo ese control no es sencillo, y menos aún cuando "los problemas van a más; y como esto no se controle algún día habrá que lamentar sucesos importantes".

Así lo explican los propios vigilantes, quienes aseguran que "hay trueleiros que nos amenazan y están causando problemas muy serios".

Llegan a decir que "algunos trueleiros se están volviendo agresivos y nos desafían", de ahí que estos hechos ya fueran puestos en conocimiento de la Consellería do Mar y de las fuerzas del orden".

Parece ser que hay pescadores de camarón que "saltan a las bateas por la noche desde embarcaciones que llevan el folio tapado para evitar ser identificados y no ser denunciados".

Frente a este posicionamiento está el de los propios trueleiros, que en varias ocasiones dijeron sentirse acosados por los vigilantes de las bateas, acusándolos de tramitar denuncias supuestamente falsas o "sin pruebas".

De este modo se escribe un nuevo capítulo en la disputa que mantienen trueleiros y bateeiros en la ría de Arousa, donde los acuicultores insisten en que la ley los avala, y por tanto "si no queremos trueleiros en nuestras bateas estamos en nuestro derecho de impedirlo".

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