La demanda realizada por los restaurantes -ante el indudable aumento de clientes en esta época del año-, la masiva presencia de bañistas en las playas -muchas de las cuales son también bancos marisqueros- y las propicias condiciones meteorológicas -que facilitan la extracción de bivalvos-, provocan un repunte del furtivismo en la comunidad autónoma, a pesar de que Gardacostas de Galicia, Policía y Guardia Civil redoblan esfuerzos para combatir esta lacra.

Baste como ejemplo decir que esta misma semana, en solo dos jornadas de controles, el servicio de guardacostas dependiente de la Consellería do Mar decomisó 21 toneladas de producto; la misma cantidad que en todo el mes de julio, cuando además este departamento se incautó de 12.784 útiles empleados para la pesca y el marisqueo ilegales en el transcurso de 7.482 inspecciones que dieron como resultado la tramitación de 2.119 actas por infracción.

Si el viernes los efectivos de Gardacostas, en colaboración con la Guardia Civil de Tráfico, decomisaba más de una tonelada de pescado -jurel, lirio y pez espada- en el peaje de la autopista -a la altura de Figueirido-, tres días antes se desarrollaba otro operativo, esta vez en Portonovo (Sanxenxo) y en colaboración con su Policía Local, que permitió interceptar 12.096 kilos de caballa y 8.473 kilos de jurel.

Este tipo de intervenciones están relacionadas con el transporte ilegal del producto, ya sea por hacerse en condiciones inapropiadas o porque la mercancía carece de documentos que indiquen su procedencia o el lugar y método de obtención.

Pero es que a esto hay que añadir las intervenciones de productos como almeja y berberecho a pie de playa o en los puertos y lonjas, ya sea por ser extraídos ilegalmente o por no alcanzar el tamaño reglamentario.

Eso sin olvidar la recuperación de nasas y redes de todo tipo prohibidos o calados ilegalmente en las rías, tanto porque están sin identificar como por no respetar los tamaños establecidos.

Pero visto lo visto está claro que el furtivismo continúa, a pesar de haber sido tipificado como delito y de los continuos llamamientos a la colaboración de los ciudadanos.

En este sentido, la conselleira de Mar, Rosa Quintana, insiste en pedir a los consumidores "que rechacen sin pensarlo los productos que se les ofrecen cuando están en veda o los ejemplares de diferentes especies que no alcanzan los tamaños reglamentarios", citando como ejemplo de ello una especie tan amenazada como el centollo, uno de los principales objetos de deseo de los furtivos y/o pescadores ilegales en esta época del año.

Como se ha explicado en otras ocasiones, y en la Xunta y el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil son conscientes de ello -de ahí los controles que se llevan a cabo por tierra, mar y aire-, hay numerosos restaurantes en los que se ofrece a los clientes la posibilidad de saborear la afamada "centolla de la ría", a pesar de encontrarse en veda.

Rosa Quintana recuerda que esta práctica fraudulenta no solo atenta contra el propio producto, sino que constituye una seria amenaza para el futuro del sector profesional que, de manera legal, vive de su pesca.

De ahí que pida que se rechacen estos productos prohibidos, al igual que otros que, como la vieira, incluso pueden causar graves problemas para la salud pública si se comercializan de manera ilegal.

La propia conselleira reconoce que los controles se han intensificado de manera notable en verano, como se hace en otras épocas señaladas del año, tales como las fiestas navideñas o la víspera de la apertura de campañas como la del centollo.