El Combate Naval de Vilagarcía de Arousa cumplió 151 años de cita con su público, que se mantiene fiel al evento. De hecho, miles de personas abarrotaron más de un kilómetro de las playas de A Concha-Compostela y el paseo marítimo, en tanto que otros optaron por ver el espectáculo pirotécnico desde las zonas altas del término municipal, como el monte de Xiabre.

Los fuegos de artificio al ras del mar y aéreos, que desde hace años están a cargo de la empresa pirotécnica Penide, logran sorprender en cada edición a los asistentes con nuevos detalles que son especialmente aplaudidos.

El evento comenzó puntual a las cero horas del domingo anunciado por una bomba de palenque que fue la señal para que se apagaran las luces del alumbrado público de la ciudad. Con el apagón apuraron el paso los espectadores más rezagados. Familias enteras, con niños en sillitas de paseo, con personas mayores y en silla de ruedas, se concentraron en el arenal vilagarciano para disfrutar de los fuegos de artificio.

La lucería comenzó con fuegos al ras del mar que son especialmente llamativos, pero que solo pueden disfrutar en su totalidad las personas apostadas en primera línea de playa, que ya llevaban más de una hora aguardando turno.

Pronto comenzaron los fuegos aéreos combinados con los acuáticos con una renovada gama de colores pastel y figuras como las caritas sonrientes "smiles" y corazones que sorprendieron y emocionaron a los espectadores.

En la medida que el espectáculo iba avanzando más dinámicas y espectaculares eran las lucerías que rompían en el cielo, provocando expresiones de júbilo de los asistentes. Fue entonces cuando se desató el Combate Naval propiamente dicho con ataque de fuegos de artificio desde los tres barcos situados frente a la playa y desde el castillo de 32 metros de largo y 12 de alto, ubicado en la punta del muelle de O Ramal, rememorando la batalla del Callao, en Perú.

El silbido de las balas y el estruendo de las bombas de una batalla fue reproducido en estos fuegos de artificio en los que se emplearon más de 600 kilos de pólvora que dieron para lanzar 5.000 disparos de lucería, hasta encenderse por completo la estructura del castillo y de las tres embarcaciones. Los fuegos duraron 22 minutos y se cerraron con calurosos aplausos del público. El evento funcionó a la perfección, y también el dispositivo para velar por la seguridad de los espectadores, quienes evacuaron el recinto sin ningún tipo de incidencias.