El Ateneo Vikingo replica al Ayuntamiento de Catoira que su entrada en el entorno de las Torres de Oeste antes de tiempo el domingo pasado no fue premeditado, sino un error. En un escrito firmado por Miguel Lorenzo se indica que "pedimos disculpas, porque la única tecnología que iba a bordo no nos funcionó bien. Era el reloj de todos los años, y con esto quizás nos adelantamos un poco. Ya lo he llevado a revisar".

Durante el Desembarco del domingo pasado, acto central de la Romaría Vikinga, el barco del Ateneo entró en el entorno de las Torres antes de tiempo, lo que generó críticas de algunos espectadores, al considerar que al adelantarse al horario previsto hubo gente que no pudo disfrutar del espectáculo íntegro. Al día siguiente, el Ayuntamiento acusó al Ateneo de los problemas de coordinación, y achacó la entrada antes de tiempo a una decisión "unilateral e irresponsable" de la entidad cultural.

Miguel Lorenzo insiste en que fue un error, por el que piden disculpas, pero añade que la situación podría haberse evitado si portasen en su barco uno de los "walkie talkies" que sí llevan las tripulaciones de las otras cinco embarcaciones que participan en el Desembarco, y que dependen del Concello. Por ello, Lorenzo plantea que "solo pedimos que se cuente algo más con nosotros en la coordinación. Aquellos walkies son importantes". "Considero que lo merecemos por encima de las, antes de históricas, diría que democráticas discrepancias que puedan tener algunos de los socios con la administración y viceversa, como es de ley".

A este respecto, Lorenzo señala que en la "Xanela Aberta" del colectivo se publican opiniones de personas de ideologías muy diversas, y que jamás se censuró a nadie. "Hay bastante tiempo nos llegó un escrito en el que se criticaba duramente a mi propia madre. Pues bien, toda Catoira sabe que aquello se publicó íntegro, sin quitarle ni añadirle nada".

El Ateneo Vikingo prosigue su comunicado explicando que "aunque llegamos a las Torres un poco antes, hicimos tiempo armando un espectáculo en el agua con los escudos, con gritos y chapoteos controlados sin lodo, para, ya 'después de la una', desarrollar en el campo lo que teníamos ensayado, y de lo que la propia Alcaldía tenía conocimiento". Según Miguel Lorenzo, el espectáculo "salió espléndido, y no escuché ni un solo reproche del público que, por otra banda, se fue más encantado que nunca por haber presenciado varios desembarcos en momentos distintos".