Rubén Veiga dirige la empresa Vesotec, afincada en Noia, que lleva una década dedicada a reducir el nivel del radón en los hogares. "El problema depende del subsuelo justo sobre el que se ha construido la vivienda. Nosotros mismos hemos comprobado cómo, en dos viviendas idénticas, una al lado de otra en una urbanización en A Coruña, construidas en el mismo año y con los mismos materiales, en una, los niveles eran de algo más de 100 bequerelios y en la otra superaban los 1.100". Unas cifras que en Galicia pueden elevarse en casos hasta los 10.000 bequerelios. Y, según la Organización Mundial de la Salud, el riesgo de contraer cáncer de pulmón aumenta en esos casos un 16 por ciento por cada 100 bequerelios/metro cúbico a mayores.

En su radio de acción, Vesotec ha actuado en viviendas de concellos de la comarca arousana como Vilagarcía, Vilanova o Cambados, "pero nunca nos han solicitado medición alguna desde Meaño", reconoce Rubén Veiga. "A la hora de construir, una simple medición por sondeo del subsuelo podría hacer ya descartar un terreno u otro, y luego, en el momento de edificar, un buen sistema de aireación en el subsuelo mitigaría el problema, pero hay que preverlo".

Ante la falta de concienciación, Rubén Veiga reconoce que "nuestras intervenciones, casi al cien por cien, las efectuamos en casas construidas de hace años". La tarifa por medición en vivienda unifamiliar es de 180 euros. La realizan con medidores digitales instalados en varios puntos y que registran los niveles de radón cada hora durante una semana. "El 80 por ciento de las mediciones que hacemos arrojan resultados bastante altos, con niveles de entre 800 y 1.000 bequerelios, ante lo que recomendamos actuar". "Eso sí -aclara- lo que hay que evaluar, no es tanto la cantidad de radón como la exposición que se tenga a él, porque no es lo mismo que una persona tenga 1.000 bequerelios en un garaje que en una habitación."

Contra esto, las dos medidas que se recomiendan son ventilación y aislamiento.