El nombre de Pablo Bouzas estará durante mucho tiempo vinculado a la crónica negra de Vilagarcía. En la madrugada del 11 de mayo de 2008 atropelló a un joven llamado Manuel Abalo cuando éste cruzaba un paso de peatones de la avenida de A Mariña. El peatón murió allí mismo, pero Bouzas no se detuvo. Huyó del lugar y al día siguiente intentó borrar las huellas del accidente llevando el coche que conducía a Portugal. Le condenaron a tres años y medio de cárcel.