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Xunta y Universidad proponen reducir un 35% el uso de fitosanitarios en los viñedos

Los viticultores aplican de 12 a 15 tratamientos al año -Los químicos que se emplean pueden resultar muy nocivos por lo se busca un uso racional -Es en defensa del medio

Asistentes al curso práctico celebrado en los viñedos de Martín Códax. // Iñaki Abella

Acciones sencillas de mantenimiento de las máquinas sufaltadoras o el uso de boquillas adecuadas para la aplicación de la dosis exacta de los productos químicos fitosanitarios reducirían de forma muy considerable los riesgos para la salud pública, la de los animales además de la protección ambiental con la reducción de la contaminación de las aguas o la afección a insectos como el caso de las abejas que suelen sufrir especialmente las consecuencias del uso de químicos en la agricultura.

Todo ello se aborda en las jornadas organizadas por la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (Aepla) en la que participan expertos de la Universidad Politécnica de Barcelona y de la de Córdoba que realizaron estudios sobre la contaminación química que causan fungicidas y otros fitosanitarios en el ambiente.

La asociación desarrolla dos jornadas técnicas en las instalaciones de la Estación Experimental de Viticultura y Enología de Ribadumia por ser el cultivo del vino el sector agrario más representativo de Galicia, sin despreciar la patata o maíz. Y lo hacen en un año especial con una baja contaminación por uso de plaguicidas pues debido a la sequía fueron mucho menos necesarios que en los años de lluvia cuando se aplican hasta quince tratamientos anuales.

En las jornadas se aconseja disminuir el uso de fungicidas y otros productos químicos sin perder la eficacia a la hora de combatir las principales plagas en los cultivos, en especia brotes de oidio, mildiu, botritis, entre otros,en el vino.

Víctor Novo, jefe de servicio de Sanidade e Producción Vexetal de la Consellería de Medio Rural, sostiene que en las jornadas técnicas se plantea el uso sostenible de los productos fitosanitarios, una recomendación de ámbito europeo de especial validez en la comarca de O Salnés por la extensión de viñedos. El técnico destaca que con atender una serie de criterios básicos es posible aminorar el empleo de fitosanitarios en un 35% con lo que ello reporta para la salud, el medio ambiente y también la economía del agricultor.

"Aunque este año ha sido excepcional por la sequía y por tanto con menos plagas, en un año normal en Galicia se aplican entre 12 y 15 tratamientos al año a la vid", explica Víctor Novo.

Por su parte, la responsable de de Aepla, María del Carmen Márquez pone de manifiesto no solo la toxicidad de los productos sino el elevado precio de los mismos, por lo que el uso racional significa a la vez un ahorro considerable para el agricultor.

Y ello se puede conseguir con una serie de hábitos muy asequibles como la sustitución de las "boquillas antideriva" de las sulfatadoras, la regulación del caudal de la máquina, la adecuación del aparato a la vegetación o simplemente circulando a una velocidad correcta con el tractor.

Este tipo de cambios en el manejo de los utensilios de aplicación de fitosanitarios implica sobre todo que se disperse una menor cantidad de productos químicos tanto a la atmósfera (deriva) como a la tierra (escorrentía) por lo que se minimizarían los riesgos de contaminación, a la vez que surten la misma eficacia que se buscaba.

Novo señala que este tipo de productos tienen una alta toxicidad y subraya que ha generado múltiples problemas de salud que han causado incluso la muerte de animales domésticos, tanto de corral como mascotas de compañía.

Pero sobre todo afecta a los cauces fluviales y generan una enorme preocupación cuando estos productos químicos llegan a contaminar un cauce fluvial.

Con todo, explica Novo, la normativa específica es muy estricta en cuanto al uso de fitosanitarios ya que, desde 2012, se ha establecido una banda de seguridad sobre los ríos que impide el uso de estos pesticidas a menos de la distancia establecida en el decreto.

En definitiva, las jornadas intentan transmitir a los agricultores una especie de decálogo de "buenas prácticas agrarias" cuando se procede a la utilización de estas máquinas sulfatadoras a nivel profesional para evitar las pérdidas de la "deriva", es decir esa nube blanca que se desprende al echar el producto y también el que cae en la tierra en vez de sobre la planta y repercute en una mayor "escorrentía", muy peligroso en especial para los cauces fluviales.

La jornada se llevó a cabo en las instalaciones de la Estación Experimental de Viticultura de Ribadumia y se dirigió a 28 responsables de distintas bodegas de la provincia. Los técnicos se desplazaron luego a la finca de la cooperativa Martín Códax, en Cambados, con el fin de llevar a la práctica los conocimientos adquiridos con anterioridad.

Asimismo se recordaron las obligaciones que debe cumplir los agricultores cuando usan este tipo de productos en los que se exige que cuenten con el carné de aplicador y que a la vez guarden las medidas de seguridad básicas para cada actuación. Y así cuando utilizan productos que emplean gases tendrán que hacer uso de botas, mascarillas y demás protecciones para evitar resultar afectados en la actividad.

Este curso se ofrecen hoy a otros tantos profesionales de la provincia con el fin de llegar al máximo número de agricultores.

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