Cuando la Consellería do Mar dictó el plan de explotación del pulpo aludió a una serie de cuestiones de carácter biológico, científico y técnico que fueron expuestas a las diferentes cofradías para negociar con el sector los periodos de veda.
De este modo se explica, por ejemplo, que el ciclo vital de la especie en Galicia es de aproximadamente dos años y que el principal período reproductivo sucede en primavera.
Esto significa que la época de reclutamiento (individuos de hasta 300 gramos de peso) se centra entre la primavera y el verano del año siguiente.
Tras aclarar que la flota que trabaja con nasa para pulpo "explota básicamente una única cohorte anual", Mar destaca que desde 1992 en la pesquería de este cefalópodo se implantó la veda mayormente en los meses de mayo y junio, "como una medida técnica para proteger la reproducción de la especie y contribuir a que la explotación sea más sostenible; considerándose razonable que cada campaña de pesca comience después de la veda y finalice en el inicio del período siguiente".
Tras una reducción progresiva de la abundancia y de las capturas de pulpo en Galicia, lo que ha sucedido en las últimas campañas es que se produjo "una ligera recuperación, tanto en el recurso como en su valor, coincidiendo con la implementación" de los planes de explotación.
Así las cosas, "aunque los estudios científicos recientes indican que la abundancia de esta especie depende en gran medida de las condiciones ambientales que actúan sobre el reclutamiento, el resultado económico de las campañas pesqueras puede ser mejorado si se diseñan planes de explotación con medidas técnicas adecuadas que ordenen la actividad de la flota", considera la Consellería.
De ahí que se introdujeran "medidas novedosas de control, como el etiquetado individualizado de todas las nasas para pulpo, lo cual racionalizó en una buena parte el empleo de estos aparejos".
Pero para evitar la caída de la producción de pulpo se propusieron otras medidas técnicas tendentes a evitar tanto la sobrepesca como la saturación de los mercados en los inicios de campaña, mejorando la rentabilidad de la actividad pesquera.
La cofradías propusieron una veda de un mes de duración, mientras que la Consellería estimaba necesarios dos meses. Finalmente, "para aprovechar la buena evolución de las capturas y de los precios", se acordaba establecer un período de veda de cuarenta y cinco días.
