Hace unos días se publicaba que varios marineros del xeito y trueleiros de A Illa consiguieron rescatar una tortuga de considerables dimensiones -alrededor de doscientos kilos de peso- que había quedado atrapada en las cuerdas de una batea próxima a la isla de Bensa, en Cabo de Cruz (Boiro). Este hecho no ha pasado inadvertido a la comunidad científica, ya que se trata nada menos que de una tortuga tan amenazada como la laúd; especie que se deja ver muy poco por estas latitudes, ya que suele frecuentar el Océano Pacífico. Lo sucedido es algo realmente insólito, de ahí que los biólogos traten de entender qué pasó.

Se trata de la mayor de todas las tortugas marinas, ya que puede alcanzar una longitud de 2,3 metros y un peso de más de seiscientos kilos. Incluso se ha avistado algún macho de más de novecientos.

La ingestión de plásticos, caucho, alquitrán, aceite de motor y otros productos sintéticos es la principal amenaza de esta especie que se alimenta, sobre todo, de medusas.