Tras casi cuatro décadas de lucha, de recorrer todo tipo de archivos y de muchos sinsabores, los comuneros de Trabanca Badiña, en Vilagarcía de Arousa, ya son oficialmente propietarios de los terrenos que siempre utilizaron y cuidaron, pero que una decisión errónea del jurado provincial de montes les había sacado. El juzgado de primera instancia e instrucción número 2 de Pontevedra, emitió una sentencia en la que reconoce a los comuneros de Trabanca Badiña como los legítimos propietarios de unas 16 hectáreas de monte en las faldas de Xiabre y pone fin a esa larga lucha que comenzó en el año 1981 con la clasificación de los montes.

En ese momento, en el que los terrenos comunales regresaban a sus legítimos propietarios, los comuneros de Trabanca Badiña se encontraron con que el jurado provincial otorgaba 16 hectáreas de superficie que llevaban explotando desde tiempos inmemoriales a una inexistente comunidad de Arealonga. A partir de ese momento se inició una lucha lenta, pero metódica, con integrantes de las sucesivas directivas que han ido pasando, viajando hasta Simancas, Valladolid o Santiago de Compostela para buscar datos en los archivos que demostrasen que esos terrenos les pertenecían, al mismo tiempo que activaban la vía judicial.

Una vez recogidos todos esos datos, la empresa Áreas Forestais elaboró un informe para abrir la vía judicial, un documento en el que se explicaban de forma pormenorizada todos los vínculos que esos terrenos tenían con los comuneros de Trabanca Badiña y la injusticia que se había cometido al otorgarlos a otra entidad de comuneros que no existía.

La demanda se interpuso contra la comunidad de montes de Arealonga, pero por extensión, al no existir ningún representante legal de la misma, se implicó a la Consellería do Medio Rural e do Mar, como entidad tutelar del monte. Los terrenos clasificados en favor de la comunidad de montes de Arealonga, en realidad eran, fundamentalmente, de otras tres entidades, Trabanca Badiña, San Pedro de Cea y Guillán.

Josefa Maneiro "Fita", presidenta de la comunidad de montes, es una de las muchas integrantes de la directiva actual que comenzó con esa lucha, y ayer se mostraba "muy satisfecha de que, al fin, se reconozca que esos terrenos son nuestros, porque siempre los hemos cuidado; era de justicia". El triunfo sabe, incluso mejor, porque "en varias ocasiones estuvimos cerca de dejar todo, porque daba la sensación de que era chocar contra un muro, o se necesitaba de un esfuerzo sobrehumano para buscar documentos de los siglos XVII y XVIII en los que ya se hacía referencia a que esas parcelas eran de los vecinos de Trabanca Badiña". Además, el peso económico de todo el proceso tuvieron que afrontarlo los propios vecinos, "fueron momentos muy duros los que tuvimos que soportar, pero al fin hemos conseguido que se haga justicia".

La sentencia emitida por el juzgado es firme y ya no cabe recurso, por lo que, desde el pasado mes de mayo, los comuneros de Trabanca ya son los propietarios de las 16 hectáreas de superficie que reclamaban, sumando ahora un total de 17.

Tras conseguir una conquista tan importante como la lograda ante la Xunta, los comuneros han comenzado a analizar otros terrenos que sospechan que pueden ser de la parroquia pero que, en estos momentos, se encuentran en manos privadas, ya que su intención es que todo el patrimonio que era de los vecinos de Trabanca Badiña desde tiempos inmemoriales, vuelva a ser disfrutado por ellos, sea a través de reforestaciones con bosque autóctono, o con la creación de zonas recreativas. De hecho, se está trabajando en varios proyectos para poner en valor el monte comunal.

Se suma también que los terrenos de la comunidad de montes de Trabanca Badiña lindaban con Guillán y con Cea. En principio, no va a haber ningún problema de lindes, ya que las tres entidades realizaron varios acuerdos de deslinde que fijan claramente cuales son las parcelas que les corresponden a unos y cuales a los otros.