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Carlos Álvarez: "Las hormigas se parecen mucho a la gente normal"

El artista grovense abre un local a medio camino entre una taberna y un museo

El artista grovense en su nueva aventura hostelera. // Muñiz

Cuando uno entra en 81 Formigas lo primero que piensa es si en realidad está en una taberna, puesto que el local es una obra de arte en si misma. Con un techo lleno de color y de hormigas de alambre carbonizado, concretamente 80 a falta de que el propietario, el pintor Carlos Álvarez Besada conciba al último bicho, algo que llevará su tiempo.

-¿Por qué el local gira alrededor de las hormigas?

-Las hormigas tienen bastante similitud con la gente normal, la gente trabajadora, que tiene que hacer esfuerzos titánicos en su día a día para enfrentarse a todo tipo de problemas, sobre todo burocráticos. Las hormigas son como nosotros, trabajadoras, incansables, son bichos a los que pisoteamos, al igual que nos ocurre a las clases trabajadoras con los grandes depredadores, la banca y los grandes directivos de empresas, por eso me gustan las hormigas.

-¿Y la cueva de estalactitas en la que se ha convertido el local a que se debe?

-En realidad todo nace a partir del techo que tenía el local, había que arreglarlo y decidí hacer una serie de estalactitas que juegan con la luz y el color, y donde las hormigas se van haciendo cada vez más grandes. El techo está inspirado en la cúpula de la sala XX de Derechos Humanos del gran Miquel Barceló, salvando las diferencias claro, y para complementar lleva unas planchas acústicas, un guiño a Gaudí, en un homenaje a la Casa Batlló sobre todo en los tonos y las formas. A medida que caminas por el local el tono va cambiando hasta desembocar en un blanco puro.

-¿Cuándo llegará la hormiga número 81 para completar el equipo que recorre el local?

-Me gustan los números impares, por ese motivo le hemos puesto 81, que es la cifra resultante, además, de la suma de la edad, de mi mujer, la niña y la mía. Y en cuanto a la hormiga número 81, aún hay que concebirla y llevará meses, porque será la madre de todas las hormigas, medirá aproximadamente cuatro metros.

-También hay un guiño a los antiguos Cines Besada, propiedad de su familia. ¿Abarca todo el local lo que antes era la sala de cine?

-No en realidad, la parte de los cines que se corresponde con el local actual son los baños, que están ubicados en el mismo sitio exacto donde estaban los de los cines, y en ellos se muestra información sobre el paso del cine mudo al sonoro, y las primeras películas que se proyectaron en él. Pero el local está situado donde estuvo la primera Imprenta Besada en la que trabajó mi madre. Es una manera de cerrar el círculo, la galería, la imprenta y ahora el local.

-Y por curiosidad, ¿cómo se le ha dado a un pintor por meterse en el sector de la restauración?

-La verdad es que hace tiempo que le llevo dando vueltas al tema de la hostelería, pero con otro concepto. 81 Formigas no es un bar sin más, tiene un punto artístico que no te deja indiferente. Quería hacer una obra de arte en si misma, en los techos y en las paredes, es una sensación diferente a la de pintar sobre un cuadro. En ese sentido creo que es un sitio en el que se puede tomar una cerveza, pero también venir de visita.

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