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O Grove promociona sus peces, el pan de maíz y el albariño

La cofradía meca y el centro de interpretación O Quinteiro de Temperán celebran sendas actividades de exaltación culinaria

La sesión ofrecida por la cofradía en la lonja, ayer. // Muñiz

O Grove está considerado el "paraíso del marisco", pero dispone de otros muchos productos que pueden hacer las delicias de los paladares más exigentes. Y esto quedó nuevamente de manifiesto ayer, con sendas jornadas de exaltación gastronómica desplegadas por la cofradía de pescadores San Martiño y el centro de interpretación de la cultura agraria O Quinteiro de Temperán.

En el primer caso la lonja de contratación acogió una jornada técnica, formativa y práctica relacionada con el rodaballo, el besugo y la dorada, tres de las especies que se descargan en el puerto meco.

Al tiempo que se habló de las características de tales peces, el cocinero Paco Caneda se ocupó de la preparación de tres recetas con los mismos, para deleite de los asistentes a este acto que formaba parte del "Ciclo dos produtos do mar".

Pero los presentes no solo pudieron degustar esos platos, sino también saborear los albariños Trailará y Pa Ti e Pa Min, presentados por el enólogo Carlos Manuel Blanco.

De este modo el pósito ofrecía una demostración práctica en la que maridar los productos descargados en este puerto con la viticultura atlántica.

No muy lejos de allí, en O Quinteiro de Temperán -en la parroquia de San Vicente de O Grove-, se desarrollaba la primera jornada de exaltación del pan de maíz con presencia del equipo del restaurante Culler de Pau, capitaneado por el chef Javier Olleros.

Aunque no solo el "pan de millo" protagonizó la sesión, sino que Olleros se encargó de elaborar una "caldeirada", explicando que "originalmente fue un plato que se preparaba en las dornas con agua de mar y los peces que no se vendían en la lonja". Cuando esa receta empezó a elaborarse en tierra "se convirtió en un guiso con muchas interpretaciones", explican en el Culler de Pau.

También en este caso fue posible degustar los productos elaborados en el taller, que se presentaba como "punto de encuentro con la tradición y con nuestros orígenes".

Ni que decir tiene que esta nueva actividad permitió a O Quinteiro de Temperán seguir avanzando en su estrategia, que no es otra que recuperar de la memoria las vivencias de cualquier casa rural de Galicia en el siglo XVIII, representando fielmente una de ellas e interpretándola como "el lugar en el que vive una familia, se trabaja, se cuida al ganado y donde se realizan todo tipo de actividades que buscan el bienestar de la unidad familiar".

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