Realizar un monólogo es un proceso de escritura permanente, porque "siempre se te ocurren cosas nuevas", explica Miguel Lago, para quien hacer humor es sinónimo de meter el dedo en la llaga, buscar la debilidad y explotarla. De momento la fórmula funciona, "y que yo sepa aún no he hecho enemigos".
El showman, licenciado en Filología Hispánica, llega este viernes al Auditorio de Vilagarcía con su espectáculo "En directo", un show ácido y mordaz que deja atrás la política de partidos y la corrupción de su anterior trabajo, "Soy miserable", para centrase en los problemas cotidianos de la sociedad. Los que lo han visto comentan que no deja títere con cabeza, pero aún así Lago asegura que "no es más ácido que los anteriores monólogos, está en la línea de los demás".
"En directo" es un espectáculo en contínua transformación, de hecho los textos que presentará este viernes al público arousano son inéditos, y formarán parte de un nuevo proyecto que tiene entre manos, y que verá la luz en enero.
Cuenta Lago que uno decide hacerse monologuista por afición a la comedia, "en mi caso me gustaba tanto, tanto, que lo seguía asiduamente por la tele, estaba enganchado, y me dije que tenía que probar suerte". Así que un día, con dieciocho años, decidió presentarse a un cásting de "El club de la comedia" y lo seleccionaron entre más de 800 personas. Realizó giras como "10 cómicos 10"con otros humoristas y grabó varios monólogos para Paramount Comedy, además de un programa especial "Pata Negra". Ahí empezó su andadura profesional como monologuista y showman.
Desde ese momento ha hecho "mucha tele y mucho teatro", que es con lo que más disfruta, con el contacto con la gente, asegura. Pero además ha hecho sus pinitos como actor en series de televisión y publicado un libro, "Gamberro y caballero".
Bajo esa apariencia de persona correcta y bien vestida se oculta un brillante orador con capacidad de ironizar hasta límites insospechados sobre todas aquellas verdades cotidianas que le incomodan, "y que provocan situaciones absudas", que teatraliza como nadie.
Lago aspira a seguir subiéndose a los escenarios muchos años más, comenta, "hasta que el público me lo permita". Y si algún día los monólogos dejan de funcionar intentará buscar otro plan, pero "mientras la cosa funciona, para qué cambiarla".
