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El caldo "clandestino" que se produce en O Salnés

Las ventas del vino tinto de Barrantes en la hostelería se desploman por el temor a las multas

Los dueños de los negocios se exponen a una sanción de 600 euros -El alcalde de Ribadumia aboga por conseguir la legalización de los caldos híbridos, pero admite que "será difícil" -La fiesta es dentro de dos semanas

Entrega de los vinos para el concurso de Barrantes. // Noé Parga

El pasado domingo una familia de Vilagarcía acudía a un pequeño restaurante de la zona para celebrar el Día de la Madre. El año pasado habían estado allí y les había gustado, por lo que decidieron repetir. Pero cuando la mujer de mayor edad pidió para ella y su marido una botella de vino tinto de Barrantes, el dueño del establecimiento torció el gesto y le explicó que ya no tenía ese vino. Hacía un tiempo, a otro hostelero, conocido suyo, le habían puesto una multa de casi 1.000 euros por tenerlo a la venta, y él, asustado, decidió dejar de comprarlo. Ahora ofrece mencía.

A poco más de 15 días de que comience una nueva edición de la Festa do Viño Tinto do Salnés, todo sigue igual en lo referente a la situación administrativa de este caldo híbrido, típico de O Salnés, adorado por muchos y denostado por muchos otros. La variedad de la planta de la vid con la que se elabora el tinto tipo Barrantes no está reconocida por la Unión Europea, lo que supone que, en la teoría, estos vinos no se puedan comercializar. En la práctica sí se vende, y por lo general las autoridades hacen las vista gorda, pero no siempre. Y muchos hosteleros tienen miedo a trabajar con estos caldos.

El resultado es que se condena a la clandestinidad una actividad económica con mucho arraigo en la comarca de O Salnés, lo que le complica todavía un poco más las cosas a los productores. Algunos llegan al extremo de ofrecer el vino en internet a poco más de un euro el litro -lo que supone prácticamente el precio de coste- con tal de tener libres los barriles para la siguiente vendimia sin verse obligados a pasar por el mal trago de tirar el vino.

La compleja legalización

Miguel Solla, que es el representante del sector de la hostelería en la asociación de comerciantes Cambados Zona Centro, admite que la venta de vino tinto Barrantes es residual porque la gente tiene miedo a jugársela. "Hace unos cinco años el tinto de Barrantes sí que se veía aún algo por Cambados. Pero ahora ya no, fuera de que alguien lo ponga en invierno para el cocido". Señala que la primera multa por la comercialización de este caldo ronda los 600 euros, pero añade que de todos modos "aún está más perseguida la venta de albariño sin etiqueta".

El alcalde de Ribadumia, David Castro, admite por su parte que son conocedores de las reticencias de parte de la hostelería hacia el tinto de Barrantes, o "folla redonda", y opina que la situación podría encauzarse si se le concediese algún tipo de respaldo legal a la variedad. "Este vino se está comercializando desde hace muchos años, y las administraciones públicas no pueden mirar hacia otro lado ante esta realidad". El regidor añade que "hay argumentos técnicos que podrían avalar la legalización", y que de hecho existen vinos híbridos en Francia cuya venta sí está autorizada. "El nuestro es un vino singular, en una zona singular, y con presencia económica en toda la comarca".

En cualquier caso, el alcalde de Ribadumia confiesa que si finalmente se intenta la legalización del tinto tipo Barrantes "será un proyecto a medio o largo plazo". "Sabemos que será difícil, que la realidad administrativa de este vino es muy compleja. Tiene que haber voluntad política para llegar hasta la Unión Europea".

Aunque quizás la voluntad política no sea suficiente, o sea un escollo insalvable. En la última década y media han gobernado en Ribadumia tanto el PP como un tripartito con representación de fuerzas de izquierdas; en ese mismo periodo temporal han mandado en la Xunta PP, PSOE y BNG... y nunca se logró avance alguno, ni siquiera cuando Concello, Xunta y Estado eran del mismo color político.

Tampoco ahora parece que se esté trabajando con ahínco por resolver la problemática. Hace poco menos de un año, David Castro aseguraba en una entrevista a FARO que "existen argumentos técnicos" que avalarían una eventual legalización del tinto tipo Barrantes, o, cuando menos, que se iniciase un expediente de legalización.

Pero ayer admitía que si bien desde entonces sí hubo algunos "contactos", aún no existe ningún documento más o menos oficial que pueda utilizarse como base para una solicitud formal. Tampoco se han mantenido encuentros técnicos o institucionales para tratar de encontrar un camino.

En realidad, el estatus del vino tinto de Barrantes es en muchos sentidos casi una cuestión tabú en Ribadumia. Sí son muchos los vecinos que abogan por conseguir una legalización de algún tipo -que pasaría por embotellar el caldo como vino de mesa o de la tierra-, pero también hay un sector muy amplio de la población al que le gusta muy poco que se hable del asunto. Consideran que cuanta mayor relevancia pública se le dé a la situación, con más saña actuará la policía a la hora de perseguir la venta, y que por lo tanto es mejor resignarse al estado actual.

Tampoco hay que olvidar que aunque en efecto sean muchas las familias que producen vino tinto en Ribadumia, el vino albariño amparado por la denominación de origen mueve mucho más dinero todavía. Además, el porcentaje de jóvenes entre los cosecheros de tinto es bajo, y carecen de una organización propia capaz de dar un golpe en la mesa.

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