Uno de los elementos más singulares de la ermita de Mosteiro son los canecillos situados en la parte exterior del ábside, que son unas figuras que hay bajo la cornisa en la parte trasera de la construcción. Alicia Padín asegura que "es una colección excepcional", tanto por la calidad figurativa de las imágenes, como por su nivel de conservación y su variedad. "Mezcla elementos humanos, animales, vegetales y geométricos".

Así, desde el atrio se aprecian desde figuras antropomorfas que parecen sostener un libro, hasta la cabeza de un buey, un par de leones, dos espirales o una pequeña composición vegetal.

Alicia Padín señala que "los animales de pezuña siempre apelan al pecado", y que la presencia de esas imágenes en el exterior de las iglesias pretenden transmitir el mensaje de que "el pecado tiene que quedar fuera, ya que dentro de la iglesia solo puede haber pureza".

En el caso de las figuras humanas que parecen sostener un libro, harían referencia, en opinión de la investigadora, a la comunidad monástica que hubo según las fuentes históricas en Mosteiro, ya que en la Edad Media el acceso a los libros era un privilegio que en muchos puntos del rural solo disfrutaban los religiosos.

Parte de los canecillos se encuentran en la parte de la antigua escuela, por lo que es difícil apreciarlos desde la calle.