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Los deberes para casa no existen en San Miguel

La transformación integral del colegio de San Miguel se inició a raíz de un proyecto educativo en el que participaron, y que permitió a algunos profesores recorrer durante un año colegios de otros puntos de España donde se estaban trabajando en innovación educativa. "Ahí fue donde verdaderamente aprendimos, y eso fue lo que nos abrió la mente y lo cambió todo".

En San Miguel decidieron que "no nos casaríamos con ningún modelo educativo, sino que desarrollaríamos el nuestro propio", y que la meta final es "formar a los niños no solo desde el punto de vista curricular, sino formarlos como personas que sepan dialogar y exponer sus ideas".

Eso no implica que no se reserven momentos del día para trabajar contenidos específicos de cada edad y más convencionales.

Sobre la dicotomía de Religión o Valores, muchos días se imparten juntas, "puesto que hay valores como la solidaridad o la paz que son aceptados por todas las sociedades". En cuanto a los deberes para casa, en Viñagrande no existen. Javier García exponía durante la visita de Tonucci -que se opone a las tareas escolares fuera del horario lectivo- que los deberes no cumplen su función de reforzar contenidos que no han quedado claros en el aula, de ahí que los considere contraproducentes.

El centro también concede mucha importancia a las nuevas tecnologías, que utilizan para dar visibilidad al trabajo de los escolares. "Si un niño escribe un cuento, no queremos que se quede en su cuaderno. Queremos que lo publique en la revista, o que vaya a leerlo a la radio o a la televisión que tenemos. Todo el trabajo del alumnado tiene que tener un para qué y salir al exterior".

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