Estaba claro que las comarcas de O Salnés (Arousa Sur) y Barbanza (Arousa Norte) no iban a librarse de la oleada de incendios que este año afecta anticipadamente a los montes gallegos, y que hasta la fecha se había centrado en diferentes localidades de Lugo, Ourense y A Coruña. Tristemente ayer el territorio arousano se incorporó a esa lista negra, que a buen seguro seguirá aumentando en los próximos días si no llegan precipitaciones intensas.

Fue el primer gran fuego de la temporada, originado a eso de las tres de la tarde y centrado en los montes del municipio coruñés de Rianxo, una de las localidades más castigadas por la acción de los pirómanos y las llamas el verano pasado.

Tuvo lugar, nuevamente, en el conocido como Monte da Pena, a caballo entre las parroquias de Isorna y Leiro. Al menos ese fue su origen, ya que se extendió rápidamente hasta cruzar una carretera y llegar al río.

Provocó una intensa humareda visible desde toda la ría -incluso desde O Grove- que por momentos ensombreció la desembocadura del Ulla y la isla de Cortegada (Vilagarcía).

A pesar del riesgo evidente que entrañaban las operaciones de extinción, helicópteros e hidroaviones tuvieron que emplearse a fondo para tratar de controlar las llamas luchando contra el intenso viento que soplaba a esa hora sobre la zona.

El mismo esfuerzo tuvieron que realizar las cuadrillas forestales, Protección Civil, Bomberos, efectivos policiales y vecinos movilizados por tierra.

Aunque en honor a la verdad, las mismas rachas que afectaban a las aeronaves y extendían con rapidez el fuego ayudaron finalmente a controlar la situación, ya que empujaron las llamas hasta hacerlas morir a orillas del Ulla.

De haberlo hecho en sentido contrario, es decir, en caso de empujar el fuego hacia Rianxo, se habrían visto seriamente afectados importantes núcleos de población de Isorna y Leiro.

Finalmente, cuando el incendio se dio por extinguido esta misma mañana, había ardido alrededor de 70 hectáreas de arbolado -sobre todo pino- y monte raso.