Francesco Tonucci llegó al colegio de Viñagrande en el asiento de copiloto de un monovolumen Citroën. Era la una de la tarde, y el director del centro, Javier García, no ocultaba sus nervios ante la llegada de una eminencia de la psicopedagogía moderna.

Fue él quien le recibió a las puertas del centro, y tras las presentaciones le condujo a la biblioteca, un gran espacio lleno de luz en el que unos niños leían o consultaban información en un ordenador. El colegio de Viñagrande (San Miguel de Deiro, Vilanova) está inmerso en un proyecto educativo que bebe de la filosofía de Tonucci, y su director estaba ansioso por explicarle algunas de las cosas que están haciendo.

Algunas de ellas son las clases de psicomotrocidad que se imparten todos los días de la semana para los niños de entre tres y siete años, cuando lo habitual en otros centros es que solo se dediquen a dicha materia un par de clases semanales. Tonucci destacó la importancia de esta apuesta por el ejercicio físico, pues según él existe una diferencia abismal en la capacidad de atención que puede desarrollar un niño que va caminando al colegio frente al que "es autotransportado" en coche. Y, añade, la atención no es un asunto baladí, pues los problemas de falta de atención "producen un bombardeo de psicofármacos".

El psicopedagogo también aboga por las clases en las que convivan niños de diferentes edades, como sucede por ejemplo en las unitarias del rural; por cambiar la fisonomía de los centros educativos, eliminando las aulas clásicas, y creando talleres y laboratorios específicos; e incidió una vez más en una de sus tesis más conocidas y controvertidas, como es la de su rechazo a los deberes en casa, que en su opinión "agrandan" las distancias entre el niño que va bien en el colegio y aquel al que le cuesta más.

Francesco Tonucci impartió el lunes una conferencia en el Club FARO. Lo hizo en el abarrotado auditorio del centro social de Afundación, y en ella expuso algunas de las claves de su pensamiento, como que "los niños necesitan jugar libremente, sin vigilancia, y no siempre en los parques, sino en las calles. Jugar es la experiencia más importante en la vida de una persona". También alertó sobre lo cansino y frustrante que puede resultar para los niños tener una agenda a rebosar de actividades extraescolares, que unida a los deberes provoque que en ocasiones "solo les quede tiempo para ducharse y cenar".

Cambiar de tipo de ciudad

Tonucci aboga también por un nuevo modelo de ciudad, en el que se prime a los peatones sobre los vehículos, y en la que los niños puedan utilizar con seguridad y confianza las plazas y calles para sus juegos. Es partidario de crear "caminos seguros" a los colegios, de modo que los niños puedan ir en grupos, sin la vigilancia de los adultos, lo que fomentaría la confianza en sí mismos y la responsabilidad.

En su visita, Tonucci estaba acompañado por el vicepresidente de la Diputación, César Mosquera. Tras el colegio de Viñagrande, fueron recibidos por el gobierno municipal de Cambados e hizo un recorrido por el conjunto histórico de esta localidad. Ya por la tarde, acudió a O Grove. Tanto este municipio como Cambados se adhirieron en su día a la fundación que lidera Tonucci.