Los estudios realizados desde el año 2014 en Arousa por el Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI, por las siglas en inglés de Bottlenose Dolphin Research Institute), confirman que las bateas de mejillón y ostra favorecen la presencia de los mamíferos marinos en las rías gallegas.

El director de este centro con base en O Grove, Bruno Díaz López, ya dio cuenta de esta circunstancia en varias ocasiones anteriores a través de FARO, pero ahora divulga también sus conclusiones a nivel mundial a través de una publicación especializada tan afamada como "Marine Biology".

De este modo queda claro que los delfines mulares interactúan con los viveros flotantes y que estos se convierten en una gran "despensa" que facilita la adquisición de alimento a los cetáceos.

Igualmente, como quiso demostrar también con el estudio realizado durante una década en el Mediterráneo, para determinar la interacción entre mamíferos marinos y jaulas de cultivo de peces, Bruno Díaz avala la sostenibilidad de la acuicultura.

De ahí que el cultivo de ostras y mejillones en las bateas de Galicia suponga "una actuación mucho más sostenible y respetuosa con los delfines que cualquier otro sistema de producción en las demás partes del mundo".

A modo de resumen de este estudio, que presenta "información de gran utilidad para la gestión sostenible de la acuicultura en todas aquellas zonas costeras donde dicha industria convive con poblaciones de delfines", BDRI resalta que para los delfines mulares en la costa gallega "los polígonos de bateas se han convertido en una fuente de alimento".

Y así se desprende del trabajo de campo realizado durante 154 días de observación efectiva en barco para seguir a 353 grupos de delfines mulares "que usan de forma regular los polígonos para el cultivo de moluscos".

Gracias a dicho seguimiento se ha constatado que "las zonas de cultivo de moluscos parecen tener un efecto claro, incrementando la presencia de los delfines en sus alrededores; lo cual contrasta con estudios precedentes llevados a cabo en otras partes del mundo en los que las zonas de cultivo de bivalvos causan un efecto negativo en su distribución".

Recientemente, el BDRI daba cuenta también del trabajo de ámbito científico llevado a cabo durante diez años en el Mediterráneo, en aquel caso para determinar cómo interactúan tanto los delfines como determinadas aves con las zonas de cultivo acuícola, especialmente en las jaulas de salmón, dorada, lubina y otras especies.

También en las agua mediterráneas se constató que esa actividad acuícola favorece la presencia y reproducción de los mamíferos marinos, que como sucede en el caso de las bateas aprendieron rápidamente que en el entorno de las jaulas de peces el alimento es más fácil de conseguir.