Integrada en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas y situada en la boca de la ría de Arousa, a medio camino entre Ribeira -concello al que pertenece- y O Grove, Sálvora -y el archipiélago al que da nombre- va camino de convertirse en Bien de Interés Cultural (BIC).
En menos de dos años quedará resuelto el procedimiento iniciado para tal fin por la Xunta de Galicia, a través de la Consellería de Cultura, tratando así de distinguir a este espacio natural privilegiado con dicha marca de calidad y diferenciación, en la categoría de "paisaje cultural".
Es la dirección xeral de Patrimonio Cultural el organismo encargado de incoar este expediente, en el que deja claro que la antigua fábrica salazonera reconvertida en pazo, la vieja cantina habilitada como ermita, los hórreos y otros muchos elementos de indudable valor patrimonial confieren a Sálvora una singularidad solo equiparable a la derivada de su paisaje.
De este modo la ínsula "cobija valores históricos, arquitectónicos, arqueológicos, etnológicos y científico-técnicos que se complementan con los valores del patrimonio natural ya protegido".
Y lo que ahora se pretende con el BIC es potenciar más si cabe este paraíso natural y preservarlo junto con la arquitectura tradicional que simbolizan la aldea, el faro, la telleira, la taberna-capilla, fuentes, caminos y demás recursos constructivos. Todo ello, insisten en la Xunta, "elementos característicos y representativos de una época y un modo de vida".
Es esto lo que lleva al Gobierno a concluir que, "atendiendo a la clasificación establecida en la Ley 5/2016, de 4 de mayo, del patrimonio cultural de Galicia, el archipiélago de Sálvora debe ser considerado como un 'paisaje cultural', al poder encuadrarse en su definición, la de 'lugar identificable por un conjunto de cualidades culturales materiales e inmateriales singulares, obras combinadas de la naturaleza y el ser humano, que es el resultado del proceso de la interacción e interpretación que una comunidad hace del medio natural que lo sustenta y que constituye el soporte material de su identidad".
En el caso concreto de este archipiélago arousano, con una superficie de 2.309 hectáreas marítimas y 248 hectáreas terrestres, se le considera "un lugar identificable por el conjunto de cualidades culturales singulares, tanto materiales como inmateriales, en el que se combina la obra singular de la naturaleza y el desarrollo del ingenio humano, resultando un complejo destacable de la interacción e interpretación de una comunidad agroganadera y marinera en un medio natural generoso pero exigente, que lo sustenta y que constituye el soporte material de su identidad".
Hay que tener presente, además, que desde el punto de vista histórico este archipiélago y su isla principal tienen "un topónimo reconocido desde hace más de mil años", como también fue "referencia y escenario privilegiado de conflictos entre marineros e industriales; posición estratégica y último recurso de subsistencia".
Al igual que "escenario de tensión social y de poder entre la gestión pública y la concesión privada, entre el capital industrial y la mano de obra colona, y entre la inversión inmobiliaria y la puesta a disposición para el uso público y la conservación ya en pleno siglo XXI".
Este archipiélago está formado por tres conjuntos de islas, islotes y rocas. Por un lado está el denominado de Sálvora, con la isla que le da nombre y las de Asadoiros, Meda, Con de Zafra, Con de Pernaprada, Laxes de Brisán, Con de Lapegar, Laxe Negra, Cons de Pirlos y Laxe de Sentencián.
El segundo es el de las islas Vionta, Noro, Pedra Vella, Insua Bela, Cornella, Chapeu, Gavioteira, Herbosa y Curviña, junto a los islotes Cabeceiro Chico y Cabeceiro Grande.
El tercer grupo es el de las islas de Sagres, es decir, Sagres de Terra, Sagres de Fóra, O Mallador, de Os Fornos y As Forcadiñas (Pedras de Barlovento y Medio Cabal), además del islote Torán.
