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El temporal y el abandono ponen en riesgo las infraestructuras de la Ruta da Pedra

Los parques infantil y biosaludable fueron destrozados por el viento que derribó ramas y árboles emblemáticos del entorno -La Aldea Labrega acusa la falta de mantenimiento

La falta de mantenimiento y el fuerte temporal que arreció a principios de mes sobre la localidad de Meis ha puesto patas arriba la conocida como Ruta da Pedra e da Auga, uno de los parajes naturales más destacados de la comarca de O Salnés que la naturaleza construyó en las riberas del río Armenteira.

El buen tiempo animó a decenas de personas a recorrer ayer el trazado aunque se encontraron con un verdadero desastre, aumentado por el abandono a que está sometida esta senda que fue puesta en valor por los talleres de empleo Segorella I y Segorella II durante años.

Se trata de una ruta singular, de unos siete kilómetros, salpicada por varias decenas de molinos tradicionales, en concreto 33 estructuras que han sido reconstruidas totalmente al objeto de conservar estos elementos etnográficos característicos de la zona.

Pero el temporal de hace diez días causó importantes destrozos en este vergel natural a consecuencia de la caida de árboles de gran porte sobre algunos elementos que se construyeron para completar este irrepetible espacio.

Salgueiros y ameneiros de veinte o más de metros de altura se han desplomado sobre la zona del parque infantil, destrozando varios de los columpios de madera. También resultó muy afectado por el fuerte viento el parque biosaludable instalado en las inmediaciones. De hecho ambas infraestrcuturas se encuentran totalmente impracticables, lo que frustró las expectativas de las familias que acudieron a disfrutar de la mañana.

Pero el deterioro no ha sido provocado solo por los fenómenos meteorológicos que arrastró el llamado huracán "Kurt" durante aquella noche de principios de febrero.

El lugar sufre un tremendo abandono como se puede comprobar en el espacio concebido como Aldea Labrega en el que se reconstruyó un poblado a escala con elementos como una capilla, una fuente característica de cualquier jardín de Galicia, un tradicional lavadero, cruceiros, entre otras piezas.

Todas estas construcciones que podrían envidiar instalaciones como la Cidade dos Pequeniños en Portugal acusan el paso del tiempo en una zona de gran vegetación y humedad que impregnan cada uno de los distintos elementos de la composición.

Así las figuras de pastores, niños, gaiteiros o de animales necesitan con urgencia una limpieza pues su aspecto ennegrecido hace desmerecer el trabajo que en su día realizó la Escola de Canteiros de Pontevedra.

El deterioro también es visible en las construcciones arquitectónicas a escala pues los tejados se han llenado de musgo y hierba que en poco tiempo, quizás algunos años, provocará su inexorable derrumbamiento.

Por ello la actuación en este espacio se hace ahora urgente, en especial ante la inminente llegada de la primavera y el verano, y por tanto de las épocas de más turismo vacacional.

Muchos de los que ayer recorrieron este espacio demandan una inmediata actuación pues también las sendas han sufrido los rigores de los últimos inviernos por lo que dificulta el tránsito de peatones por la necesidad de salvar los obstáculos que se presentan en todo el trayecto hasta el monasterio de Armenteira.

No se puede olvidar tampoco la acción de los grupos de gamberros y sus actos vandálicos en el que además de postes, puntos de luz, paneles informativos o bancos han arrancado alguna de las especies botánicas que proliferan en este enclave. Como ejemplo baste subrayar la eliminación de los helechos real, macho y hembra que se habían señalizado con hitos de piedra al borde del camino.

Si se pueden contemplar ejemplares de gran porte, también indicados con sus marcos de piedra, como el sabugueiro, el ameneiro, el roble o carballo común, o la abeleira o avellano.

Y para mayor abundamiento, a la decepción ayuda también el abandono del único establecimiento que había en el entorno, lo que desanima a muchas personas que querrían disfrutar del paraje sin realizar la caminata que tanto gusta al presidente Rajoy.

Desde primerísima hora de la mañana han sido cientos las personas que se han acercado hasta este paraje, en el corazón del municipio de Meis.

Se trata de una ruta de senderismo de nivel medio-bajo que se puede recorrer en media hora y que ofrece un paisaje espectacular a orillas del río Armenteira.

De ahí que hayan acudido personas solas, muchas parejas, pero sobre todo familias con niños para disfrutar de un entorno idílico pero que también cuenta con un patrimonio etnográfico ligado al río que puede considerarse único.

La relación de molinos es tan grande que resulta difícil de enumerar, aunque todos ellos se encuentran en uno y otro extremo del cauce. La mayor parte son públicos pero también figura el de Batán que es de propiedad privada.

Los puentes de madera para salvar ambas orillas también ayudan a conocer este espacio si bien hay que recordar que precisan mantenimiento ya que en algunos tramos se observa ya cierta corrosión sin llegar a ser peligrosos.

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