Los cuantiosos daños registrados durante los temporales de principios de mes en el municipio de Meis no se debieron al paso de ningún tornado. Ni siquiera hubo ráfagas de viento excepcionalmente fuerte. Pero sí se produjo un fenómeno meteorológico conocido como "vórtice de racha", capaz de destechar viviendas, tirar muros y árboles, o derrumbar galpones.

"El efecto de los vórtices de racha es parecidísimo al de un tornado, pero no tiene nada que ver con ese fenómeno", explica el meteorólogo Francisco García, que trabaja en la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), y que estuvo a finales de la semana pasada en Meis para ver en persona los daños.

En cuanto a la velocidad del viento, el científico apunta que analizó en detalle las dos estaciones de Meis más expuestas a la corriente, que son las de Torrequintáns y Pé Redondo, y que en ninguna de ellas se superaron los 87 kilómetros por hora.

Entre el 3 y el 4 de febrero pasados, las Rías Baixas se vieron duramente afectadas por una sucesión de borrascas que causaron daños enormes y que dejaron a miles de gallegos sin energía eléctrica durante más de dos días. Y uno de los ayuntamientos en los que los temporales "Kurt" y "Leiv" parecieron causar destrozos más graves fue el de Meis. Francisco García admite que al ver un primer balance de los daños, en la Aemet "sospechamos que en Meis pudo haberse producido un pequeño tornado".

Así las cosas, investigaron el caso. Para ello, recogieron los datos de las estaciones meteorológicas automáticas y analizaron las imágenes de satélite y radar. Pero como estos datos no eran concluyentes para poder afirmar o descartar que hubiese un tornado, la Aemet envió a uno de sus expertos a Meis para que viese personalmente lo que había sucedido. Y fue Francisco García quien viajó a O Salnés.

Las conclusiones de la Aemet son importantes no solo por su valor científico, sino también porque tienen repercusiones económicas importantes. La diferencia entre que un daño fuese provocado por un tornado o no, o que los vientos superasen una velocidad de 120 kilómetros por hora o quedasen por debajo de ese registro es que en unos casos serán las empresas aseguradoras privadas las que corran con las indemnizaciones por los daños previamente asegurados, que acostumbran a ser cuantiosas; pero si se produjo un tornado o el viento superó una velocidad de 120 kilómetros por hora, la responsabilidad recaerá en el Consorcio de Compensación de Seguros, que es un ente público. En el caso de Meis, todo apunta a que serán las compañías privadas las que paguen los gastos.

El informe en el que está trabajando García es claro: no hay rastro de tornado, y los vientos más fuertes en Meis ni siquiera llegaron a los 90 kilómetros por hora.

Las pruebas

El investigador de la Aemet señala que el primer indicio de que no hubo tornado en Meis es que "los daños fueron muy generalizados por todas las Rías Baixas, mientras que los tornados son fenómenos que se producen a una escala muy reducida... Provocan daños en un reguero de sitios, pero en una distancia de un kilómetro o kilómetro y medio".

No obstante, admite que sí existe la posibilidad de que se forme un remolino en una zona determinada, mientras las poblaciones más próximas se ven alcanzadas por una borrasca intensa. Pero García señala que "los tornados hacen un tipo de daño muy concreto y dejan su rastro en la tierra. Ese rastro hay que buscarlo". Pero en Meis no aparecieron esas huellas.

El experto de la Aemet apunta que una de las pruebas concluyentes de que los destrozos en Meis no se debieron a un tornado es la de que "los árboles estaban caídos en la dirección en la que soplaba el viento, y las tapias estaban derrumbadas en transversal al viento... Eso es lo que sucede cuando los vientos son lineales. Los tornados trabajan de otra manera".

En lo que respecta a la velocidad del viento, ésta se mide con los anemómetros. García admite que dado que estos aparatos están en unos sitios concretos, pueden no registrar con total exactitud la fuerza del aire en todo el territorio.

Pero inmediatamente puntualiza que los registros acostumbran a ser bastante fiables. Esto se debe a tres razones: por un lado, porque hay una red bastante extensa de estaciones meteorológicas -en O Salnés hay en torno a una docena, entre las de Meteogalicia y las de la Aemet-. En segundo lugar, porque la ubicación de las estaciones ya se escoge adrede para que arrojen datos representativos del territorio. Y por último, es que todos los registros en la zona son similares.

En este sentido, la Agencia Estatal de Meteorología considera que dos de los puntos de Meis donde más sopla el viento son Torrequintáns y Pé Redondo. Y en ambas hay estaciones con anemómetro. Según los equipos de Meteogalicia -departamento meteorológico de la Xunta de Galicia- la velocidad media en Pé Redondo rondó los 65 kilómetros por hora. En Torrequintáns, por su parte, hubo el viernes 3 ráfagas de hasta 82, mientras que en A Lanzada se alcanzaron 119,2.