En la noche del domingo al lunes se produjo un robo en la iglesia parroquial de Cobas. Ningún vecino de la zona se percató de lo sucedido que no trascendió hasta la noche del lunes, cuando el cura párroco Ramón Fernández bajó de Armenteira -de donde es el cura titular- para oficiar misa en la iglesia de la localidad meañesa donde se venera a San Benito de Palermo, y se extrañó al encontrar la puerta arrimada pero sin cerrar.

Los asaltantes revolvieron toda la sacristía vaciando cajones y muebles y esparciendo todo lo que había en ellos por el suelo, buscando un dinero que no existía.

Únicamente se llevaron algunas monedas de los cepillos, y no causaron destrozo alguno. "Fue un susto, y muy desagradable -reconoce el párroco-, el encontrar todo tirado por la sacristía, que aún está a medio recoger, pero por lo menos no causaron mayores daños".

Lo más sorprendente es el modo de entrar por cuanto no forzaron la puerta y no existe ventana por la que acceder al interior de la iglesia. "O tenían una llave -admite el sacerdote- o se valieron de alguna artimaña para abrir la cerradura de la puerta, porque ésta estaba entera y la cerradura funciona". La llave de la iglesia la tiene el propio párroco además de algunos feligreses de confianza, pero Ramón Fernández no quiere hacer conjetura alguna: "Cobas -afirma- es una parroquia muy tranquila, con muy buena gente y, la verdad, no sé cómo pudieron haber hecho estos ladrones para entrar".

El párroco se consuela recordando los destrozos que sí causaran en la puerta en otro robo acaecido hace algunos años y recalca que, por lo menos, en esta ocasión no rompieron cosas, pero sí es muy impactante el encontrarse todo revuelto y tirado por el suelo", lamenta el sacerdote.