La Consellería do Mar, el Consello Regulador do Mexillón de Galicia, cofradías de pescadores e incluso empresas privadas que encuentran en la calidad del producto gallego su principal fuente de riqueza despliegan acciones con las que diferenciar claramente esa materia prima extraída en las rías y garantizar su trazabilidad.

Las acciones emprendidas en esta dirección durante los últimos años parecen reforzarse en este arranque de 2017, desde el convencimiento de que mostrar al consumidor cómo diferenciar las especies autóctonas de las foráneas es el mejor modo de garantizar el futuro de las rías gallegas.

Una de las acciones más decididas en este sentido durante los últimos tiempos fue la puesta en marcha de la marca "PescadeRías", dependiente de la Xunta y plenamente consolidada, por lo que cada vez son más las cofradías, lonjas, restaurantes, depuradoras, cocederos y todo tipo de establecimientos los que se adhieren a la misma.

Con idéntico propósito, el de marcar diferencias, luchar contra el fraude y dar garantías plenas al consumidor, trabaja también desde hace años el Consello Regulador do Mexillón de Galicia, donde este año quieren dar un paso más al frente y trabajan en un nuevo reglamento de la Denominación de Origen Protegida (DOP) en el que, precisamente, se insiste en la diferenciación, para que el molusco cultivado en las bateas gallegas que es merecedor de este sello de calidad no se vea afectado por el que carece del mismo ni por el que llega de países como Chile.

A esto hay que sumar el trabajo de los Grupos de Acción Local do Sector Pesqueiro (GALP), que con fondos europeos y dirigidos desde la Consellería do Mar anuncian también importantes proyectos de diferenciación para este año.

Entre ellos se encuentra "Loxanatur", una idea de la Confraría de Pescadores San Martiño -con socios de O Grove, Sanxenxo, Cambados y Meaño- en la que, igualmente, se incorporan acciones de consolidación de la trazabilidad y actividades divulgativas para mostrar a los ciudadanos cómo distinguir a unas especies de otras, a las de "casa" de las de fuera.

En este pósito, como en otros muchos, saben que pueden marcar la diferencia por la indudable calidad de su materia prima, de ahí que desde hace un tiempo se empeñen en dejar claro que el marisco autóctono poco tiene que ver con el foráneo.

Evidentemente, no es lo mismo centollo meco que francés; no sabe igual la nécora de aquí -ahora en veda- que la llegada de otras latitudes. Por eso este cabildo, que preside Antonio Otero, quiere implementar medidas con las que asegurar la trazabilidad del producto "y dejar claro al consumidor qué está comprando y por qué nuestro producto es mejor que el de fuera".

Como en el caso de la cofradía meca, y otras muchas distribuidas por toda Galicia, hay un buen número de empresas privadas que reman en la misma dirección, tanto firmas comercializadoras como transformadoras y restaurantes.

Un claro ejemplo de ello es Mariscos O Grove, un grupo que después de quince años suministrando a restaurantes y hoteles ahora está inmerso en un proyecto de distribución a nivel nacional, "para que toda España disfrute del verdadero marisco gallego".

Dicen en esta empresa meca que "gracias a la ausencia de intermediarios, nuestra experiencia en este sector y la riqueza que nuestra costa nos aporta", pueden ofrecer "calidad y fiabilidad". Pero sobre todo insisten en que lo importante es distinguir la materia prima de las rías, lo cual lleva a la empresa a convertirse en una especie de plataforma divulgativa en la que se brindan "algunos trucos para conocer mejor el marisco y las mejores recetas para disfrutar el auténtico producto gallego".

Esto sirve no solo para diferenciar las especies autóctonas de las foráneas, sino también para conocer la variedad que se esconde en las rías gallegas,. Hace unos días, sin ir más lejos, Mariscos O Grove lanzaba una campaña para dejar claro que el santiaguiño y la cigala real son dos mariscos de gran calidad "que se parecen mucho, pero no son iguales".

La cigala real (Scyllarides latus) "puede encontrarse en las costas catalanas o portuguesas", mientras que el santiaguiño (Scyllarides arctu) es autóctono de las rías gallegas y la zona norte de Portugal, si bien debido a su gran explotación durante años se encuentra en peligro de extinción,".

En O Grove Mariscos detallan que "la primera diferencia con la que nos vamos a encontrar es el tamaño, pues por lo general la cigala real suele ser más grande que el santiaguiño, y su color suele ser marrón claro, con cartílagos de color rojizo y amarillo mientras, que el santiaguiño suele tener un color marrón oscuro, con cartílagos azulados". Las patas de este último "presentan un color negro y amarillo", y las de la cigala real "son púrpuras".