El vendaval que arrasó a su paso galpones, cubiertas de todo tipo, muros, invernaderos o los tejados de las iglesias románicas en las parroquias de San Martiño y San Salvador de Meis fue igual de devastador en el lugar de Cabeza de Boi donde derribó varias construcciones en la zona de Lomba, en la parte baja de Armenteira.

Esta parroquia, dominada por el monasterio del siglo XII, ha sufrido durante tres días los efectos del tremendo temporal al quedar también sin luz y sin teléfono, y en algunas viviendas incluso sin agua.

Miguel Castro Gondar es uno de los propietarios afectados por el fenómeno eólico que se registró entre las 4,30 y 5.00 horas de la madrugada. "Desperté con el estruendo y por la mañana ví que se había caido la chimenea de casa, el cierre de la finca y parte del tejado", explicaba ayer con estupor. "En ese momento no salimos de casa porque el temporal de lluvia y viento eran muy fuertes pero ya comprobamos que no teníamos luz ni línea fija de teléfono", señala.

El relato es largo pues otras construcciones del entorno también sufrieron daños importantes. Un antiguo hórreo, el tejado de una casa antigua, la cubierta de un chalé moderno y sobre todo tres postes del tendido, uno de los cuales todavía hoy descansa sobre una parra de las bodegas San Ero.

El daño en el tendido eléctrico es casi de desastre. "Cayó un eucalipto sobre el cableado y con el peso tumbó los tres postes de hormigón" en una distancia aproximada de unos 200 metros lineales.

En la actualidad, los cables siguen arqueados y aunque se recuperó la luz en la zona, se ha hecho de forma provisional de modo que a algunas casas se les hizo una conexión de la conducción general hasta que se resuelva el problema.

Miguel Castro también sufrió daños en el alpendre anexo a su vivienda que perdió el tejado de uralita, así como otros de menor entidad en la finca.

Algo más arriba las consecuencias materiales fueron menores y los vecinos relatan que el principal problema fue la falta de suministro de energía eléctrica durante casi tres días.

En el bar próximo al monasterio de Armenteira reconocen que el problema afectó a todo el núcleo de población, incluido el monasterio habitado por monjas del Císter.

El negocio estuvo abierto el fin de semana "aunque a partir de las siete de la tarde nos alumbrábamos con velas y tuve que servir café de pota a los clientes".

La incidencia eléctrica causó serios problemas en esta zona de Meis ya que también han sido muchos los vecinos que "ni siquiera tenían agua para ducharse".

Subrayan que mucha comida que guardaban en congeladores se ha estropeado lo que supone una importante pérdida pues es la carne procedente de las recientes matanzas.

En la cafetería de Armenteira explican que la luz volvió sobre las seis de la tarde del domingo con lo que han perdido los principales ingresos del fin de semana "que es cuando hay más peregrinos y, por tanto, más clientes".